07 marzo 2007

Las Partes: 3. La técnica - 3º ejemplo.

3. EL MICROCUENTO MELANCÓLICO DE FINAL SORPRENDENTE:

Madre Tierra

Roqui estaba sentado en un sofá, en el centro, delante de una puerta acristalada que daba a un balcón y después a unos árboles y después a unas antenas de televisión y a unas terrazas y a unas casas blancas y bajas con ventanas azules. Y al fondo había una torre, en realidad el minarete de una mezquita, y un chopo, o un álamo, que Roqui nunca entendió de nombres de árboles.

Y dentro de la casa sonaba música, ritmos calientes que contaban historias de pasión, de desamor salvaje, que ni gritándolo en una canción nos lo quitamos de dentro, imaginaba Roqui, que aunque comprendía el desamor nunca había cantado hasta deformar la cara.

En un momento se alzaron en el atardecer los cantos que llaman a la oración.

Porque también había un atardecer de gaviotas que iban a dormir y de nubes rotas por trozos de cielo, un atardecer que se apagaba como... ¿una bengala cuando se termina? No, no.

Y cuando las músicas se callaron hubo un silencio de coches, ladridos y trozos de conversación lejana.

Y Roqui seguía sentado, desolado porque aquel día se había ido (¡tan pronto!).

Había más cosas, tan poco necesarias como las otras; y, por dentro, como una pena que se cagaba en las gaviotas y los perros, en los atardeceres y en los árboles, fuesen chopos o abedules.
Una pena sin principios morales.

No hay comentarios: