En el Hawran hay algo quizá único en el mundo: no sólo se conservan los templos romanos sino también las casas del pueblo (el basalto es duro), es decir, en Qanawat la gente habita las mismas casas que sus antepasados romanos, y es habitual tomar el té sobre un capitel romano que hace las veces de mesa; recuerdo a un lugareño que nos pidió que leyéramos una piedra que él tenía detrás de la casa, ya que nosotros éramos extranjeros y la piedra también estaba en "lengua extranjera" (luga ashnabie): se trataba de un relieve en griego clásico (lengua de cultura en esta región durante el imperio romano).
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