"El léxico árabe es quizás el más rico del mundo. Porque ¿qué otra lengua podría permitirse el lujo de reservar una palabra -y que no significa más que eso- para resto de hojas de morera roídas por los gusanos de seda; arrendar a alguien un terreno por la mitad o un tercio de la cosecha; ser de un rojo o verde oscuro tirando a negro; empujar a alguien a atribuirse un padre que no es el suyo; encontrar mucho oro en una mina y estar asombrado; estreñir a un niño para engordarlo; leche de la mañana a la que nos referimos por la noche; que tiene la barba espesa y la nariz despellejada; antílope acorralado en un camino sin salida en la montaña; adoptar un niño vivaracho?".
Théodore Monod.
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