22 diciembre 2014

3 fotos con título.

Concesionario pijo en barrio pobre.

Good very good.

Puerta en Santander.

19 diciembre 2014

Un libro, una cita: "Estudio en Escarlata".

"No tiene importancia alguna lo que usted haga en este mundo -me respondió con amargura mi compañero-. La cuestión es qué puede usted hacer creer a los demás que usted ha realizado.
No importa".

Arthur Conan Doyle.

04 diciembre 2014

El mundo desde la furgoneta: Vuelta.

Lugar: Puto medio de lo que llaman "autopista".
Hora: Lo suficientemente tarde como para que la mitad de los coches lleven incívicamente puestas las           luces largas creyendo compensar así la ausencia de alumbrado público.

Intento distinguir una fregoneta sin éxito: los faros me ciegan y los todoterrenos son tan grandes como las propias furgonetas...
De repente para una. Entro y la encuentro extraña: toda la gente está apelotonada en las 2 primeras filas. El resto del espacio está ocupado por ¡sacos de frutos secos! Sí, bolsones transparentes de pistachos, anacardos, cacahuetes,...que van desde el suelo hasta el techo y llenan todos los asientos desde la mitad hacia atrás.
Parece raro. Pero no, es simple: al tío le habrán encargado transportar los frutos secos y como le sobran unos asientos pues coge a gente por el camino.
Pero en un momento dado cambia de idea: ya no va a ir hasta el final del trayecto, así que tiene que desembarazarse de nosotros. Hace señas a otra furgoneta para que pare, y, ahí, en la carretera, procedemos al transbordo.
Las matemáticas no son lo que aparentan, sino algo menos serio y menos perfecto: la furgoneta del colega tiene 2 plazas libres y nosotros somos 5...parece que no coincide, pero sólo parece. En cada fila de 3 nos metemos 4, ponemos unas posturas extrañas e inverosímiles para encajar nuestros cuerpos, cerramos las puertas a presión. Y nos vamos.
Cuando voy a bajarme abro la puerta de espaldas con el dedo meñique y salgo propulsado hacia el exterior; como he visto Matrix me paro en el aire, me giro y desciendo suavemente hasta posar los pies en el suelo.
Los otros se estiran y yo me voy. Y ya está. Todo normal.