29 septiembre 2013

El mundo desde la furgoneta: 2. La silla de mimbre.


Sentado. No me caben las piernas.
A mi lado una señora come pepinos a pequeños bocados, discretamente y con desgana, cerrando los labios y masticando con lentitud, como el que no tiene hambre y come pepinos por hacer algo.
Al otro lado una silla de mimbre baja y cochambrosa sustituye al asiento original. Tengo curiosidad por ver si se llena el vehículo y el último tiene que sentarse sobre ella y sujetarse con los brazos y apretar las nalgas para no despegar y para no caerse en las curvas.
Hace calor.
Si abro las piernas me caben mejor; pero a costa de tocar con una a la señora de los pepinos, y eso no está bien. Como para contradecir mi pudor orientalista, la dama se queda dormida nada más terminar su último pepino.
Nadie viene a ocupar la silla de mimbre.
Me bajo.

27 septiembre 2013

El mundo desde la furgoneta: Exilios (Introducción).

Hoy le he regalado unos mecheros al dueño del piso que alquilo. Yo, por ser majete...
Y en lugar de responder "gracias", los ha cogido diciendo: "Pas problème".
No sé por qué eso me recuerda al hecho de que estoy exiliado. No es un exilio político -o quizás sí-, ni económico -bueno, un poco...-, ni siquiera es un exilio interior -o puede que en cierto modo lo sea-.
Si hay que calificarlo diría que es un exilio "contraestético", una estética a la inversa en la que lo bonito no es lo que empiezas a ver sino dejar de ver lo anterior.
En cualquier caso mi exilio me obliga a pasar entre hora y media y 2 horas diarias en veloces y destartaladas furgonetas japonesas de transporte público que zigzaguean en los atascos y donde caben 11 personas -o 14, depende del modelo- además del conductor. Un mundo de sudores de gente humilde que mira pasar desde las ventanillas los anuncios gigantes de neón.
A ratos huele raro en la autopista, como en mi país y en el mundo. Por eso, y porque me he prometido no pensar mezquinamente en gente mezquina -las promesas hay que hacerlas sólo a uno mismo- paso también las horas mirando anuncios de paraíso consumista y me vienen a la cabeza bonitas frases de literatura costumbrista, que es la más apropiada en épocas y ambientes de caciquismo, censura, miedo y ausencia de libertad de expresión.

02 septiembre 2013

Ejercicio de agudeza visual: Encuéntrese la democracia en este cuadro.

El Premio Nobel de la Paz dice que va a bombardear Siria.
Pero antes va a consultar a su Congreso. Si su Congreso le dice que no, en todo caso va a bombardear Siria.
La mayoría de los ciudadanos estadounidenses está en contra de bombardear Siria.

También la mayoría de los ciudadanos franceses está en contra de intervenir militarmente en Siria.
Pero el Primer Ministro francés, Hollande, quiere intervenir militarmente en Siria.
Para ello no va a consultar a su Congreso "sino que esperará la decisión del Congreso de Estados Unidos sobre si lanzar un ataque contra el Gobierno del presidente Bashar el Asad por un presunto ataque con armas químicas que causó cientos de muertos civiles, dijo el domingo el ministro del Interior francés, Manuel Valls" (Reuters). 

Cameron, el Primer Ministro británico -al que algunos graciosos llaman "Marioneta"- planeaba atacar Siria, "incluso sin el respaldo de la ONU"; pero su Parlamento no se lo ha permitido. 
Cameron dice que su país "y otros" tienen "una responsabilidad".
Efectivamente Cameron tiene una responsabilidad: cumplir estrictamente el derecho internacional que establece  que sólo la ONU podría llevar a cabo acciones militares contra Siria.
Sí, la ONU, esa gran ONG que dice que aún no ha analizado las pruebas sobre los autores del ataque químico.
Pruebas que Cameron, Hollande y el Premio Nobel no necesitan porque pueden sustituirlas por una foto satélite y un discurso vacío sobre la democracia y el Bien.