27 octubre 2011

Héroes desconocidos.

Hay gente anónima que merece un homenaje.
El otro día "un individuo" atracó una sucursal de Ibercaja en Vallecas (Madrid) y huyó.
¿Cómo era este individuo?
Según una empleada del banco, "de tez morena (qué fina, la empleada), pelo rizado y rasgos sudamericanos"(?)(sic), vamos, como Cantinflas o algo así.
Pero no debemos fiarnos mucho de la palabra de esta empleada, puesto que a renglón seguido la muy pícara añade que lleva 5 años trabajando en esa sucursal y que "jamás había visto nada igual".
¿Lleva 5 años trabajando en un banco-mierda y nunca ha visto un robo? Más bien será que nunca ha visto algo honrado porque robos los ve todos los días.

Pero volvamos a la cuestión: exijo al Ayuntamiento de Madrid que se contrate urgentemente a un escultor de moda por una pasta -de esos que cobran por kilo y lo hacen todo de bronce- para que cree un busto del "individuo".
Y que dicho busto se coloque en una plaza de Vallecas bajo el rótulo de: "Al atracador desconocido".
¿Por qué?
Ya lo dice el título del artículo: "Atraca un banco y huye en metro".
Un tío que roba a un ladrón y además utiliza el transporte público se merece no un busto sino una estatua ecuestre.

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