"En cuanto a ella, seguía tumbada allí con la misma languidez fría en su cara que la noche anterior, con esa misma pasión cínica. Pero a mí eso me importaba una mierda ya, yo ya no estaba allí en la habitación, había salido de los límites corporales, a la deriva en un mundo iluminado por lunas y parpadeos de estrellas".
(John Fante).
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