08 diciembre 2006

El polonium, las armas de destrucción masiva, los super-atentados, la guerra bacteriólogica, la gripe del pollo, el antrax, los meteoritos...

Así funcionamos los humanos desde niños, si nos meten miedo obedecemos:
"Lleva esta bufanda que te aprieta el cuello porque si no vas a coger frío y te van a poner inyecciones".
"Si vas allí, viene el hombre del saco y te lleva".
"Ponga aquí su huella dactilar y muéstreme todo lo que lleva porque hay terroristas sueltos que quieren matarnos".
Pero tenemos poca memoria, así que hay que sacarse de la manga a un coco cada cierto tiempo.

El nuevo hombre del saco se llama Polonium y es malísimo.
"RADIOACTIVIDAD encontrada en 12 lugares de Londres". "British Airways trata de localizar a más de 33.000 PASAJEROS de sus vuelos para someterlos a pruebas de deteccción de polonium".
"El restaurante de sushi donde comió Litvinenko cerrado". "Encontradas HUELLAS DE RADIOACTIVIDAD en un familiar de Litvinenko". "CONTAMINACIÓN de polonium en un campo de fútbol de Londres"."El gobierno de Grecia (?) toma muy en serio la AMENAZA".
Éstas son las portadas de los periódicos y de los telediarios cada día.

Pero también hay una letra pequeña, muy pequeña, hay que buscarla con lupa, no aparece en los titulares:
El polonium 210, que ha envenenado al ex-agente Alexandre Litvinenko es un tóxico extremadamente peligroso si penetra en el cuerpo, pero si no, no representa ningún riesgo, remarcan los expertos.
Los restos encontrados en los lugares frecuentados por Litvinenko antes de su muerte son en principio inofensivos, según el director del Instituto de Radioprotección del Hombre en el IRSN, el profesor P. Gourmelon.
El riesgo de contaminación indirecta por polonium es muy débil. Sus rayos gamma (que atraviesan los tejidos) son mínimos.
Difunde más de un 99% de rayos alfa, que un papel de cigarrillo puede parar y cuyas partículas tienen un recorrido de menos de 4 cm.
Para enfermar a una persona se necesita una masa de alrededor de un microgramo, lo cual es enorme, recalca el experto.
El polonium está presente en todas partes en la naturaleza en dosis infinitesimales.
En resumen, en relación a los riesgos corridos por las personas que han frecuentado los mismos lugares que Litvinenko: "no hay que tener pánico ni angustia".

Algo no cuadra.
Pero lo importante es que somos más dóciles cuando nos sentimos amenazados.
Y siempre nos sentimos amenazados.

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