18 mayo 2009

Estudio científico sobre las "visitas-sorpresa".

Cada vez que oigo en la tele que un politiquillo ha hecho una "visita sorpresa" a las tropas, es que me mondo, oiga, me desternillo, me meo, se me caen los anillos del tembleque, me retuerzo, me agito, tengo espasmos, convulsiones y retortijones. Y no puedo parar de mover la mandíbula, que amenaza con desencajarse, hilarante.
Y venga de reir.

Pero vayamos al estudio, sin más dilación.
1. ¿Qué es una visita sorpresa?
Pues es cuando alguien hace una visita sin avisar y sin que nadie lo espere. Quizás para pillarte in fraganti, quizás porque la decisión se ha tomado por un impulso, o porque el visitante se aburría; o porque le ha salido de los huevos, que para eso es el jefe.
Es decir, que lo que llaman en la tele "visita-sorpresa" no se parece a una visita sorpresa más que en el nombre.
Cuando Angela Merkel llega a Afganistán en una "visita relámpago sorpresa", los "sorprendidos", oh, llevan 15 días preparando la jodida visita teóricamente inesperada y cagándose en todos los muertos del visitante. Llevan 15 días en alerta, por la imagen, por la seguridad; hasta hay que preocuparse de preparar la cara de sorpresa.
Cuando el politicucho de turno ha insuflado la moral y la alegría a las tropas y se ha hecho las fotos -verdadera y única razón del viaje- y se larga de una vez, los visitados respiran aliviados, recobran la rutina de sus días y vuelven a sus verdaderos trabajos, hasta que les avisen de la próxima "visita sorpresa" que recibirán al mes siguiente y que habrá que "improvisar" minuciosamente y hasta el más mínimo detalle.


2. ¿Qué tipos de "visita sorpresa" existen?
Las hay de dos tipos, dependiendo de la calaña del visitante:

a) A veces es un ídolo, un líder, un ejemplo, un sex-simbol, el que llega para que, a través de él, el mundo tome conciencia o los visitados reciban un justo homenaje y un apoyo moral.
Es el caso de Elvis Presley o de Marylin Monroe visitando a los "héroes". O el de Angelina Jolie haciéndose muchas fotos con niños africanos de vientres hinchados en los brazos.

b) El segundo caso es más patético. Aún.
Se trata de un mediocre político, quizás con pretensiones de Elvis, que intenta aprovechar la imagen del ejército en su propio beneficio o en el de su partido. Lo único que hace es molestar y gastar muchísimo dinero público. Va acompañado de toda una corte de parásitos que también viajan gratis a costa del erario público.
En este grupo lo mismo se incluye al presidente de una autonomía, por un poner, que, acompañado de 30 consejeros, se va a estudiar los cultivos de arroz a la China, que 300 elementas miembras de una asociaciona de feministas y feministos que se hacen una gira por los campamentos saharauis o por Palestina para interesarse por la situación de las mujeres y eso. Y concluyen, ahh, que la situación es una mierda, pero, eso sí, vuelven entre orgullosas e indignadas y con muchas interesantes historias que contar.
Huy, ahora que me doy cuenta estoy mezclando las visitas-sorpresa con éstas otras, cuando lo único que tienen en común es su inutilidad y que nadie paga los viajes.


Para "visitas sorpresa" los destinos preferidos esta temporada son las bases del ejército español en Afganistán, Kosovo y Líbano.
Por la Base Cervantes, en Marjayoun (sur de Líbano, cerca de la frontera cerrada con Israel y a más de 100 kms. de Beirut), pasan continuamente miembros y miembras del gobierno, sobre todo el ex-ministro socialisto de Defenso y la actuala ministra socialista Carma Chacón (y perdón por el masculino, que los apellidos, de momento, no se pueden cambiar).
Si no fuera por mi seriedad, tentado estaría de hacer un chiste fácil con lo de "Car Machacón", a causa de su insistencia en llevar alegría y moral a la tropa desplazada "en esos países".
También pasan "Elvispresleis", tipo Luis del Olmo o Fernando Alonso.

Como son "visitas sorpresa relámpago", la gira consiste sólo en Embajada de España-Base militar-Discurso "improvisado" y fotos, hechas quizás por el/la ginecólogo/a de la ministra, que si no a ver cómo un periodista se iba a enterar de la visita, con lo relámpago y lo sorpresa que es.

3. ¿Para qué sirve una visita-sorpresa?
La respuesta es: depende de para quién. Para los soldados es ocasión de trabajo doble para preparar a conciencia y hasta el último detalle la visita supuestamente sorpresa.
Aunque alguno habrá al que le haga ilusión retratarse con toda una ministra estrella y enviar las fotos a su familia de Coria del Río o Guayaquil, la grandísima mayoría estará hasta los testículos de recibir a políticos disfrazados de militares para las fotos.
No me cabe ninguna duda de que los mandos de nuestro glorioso y humanitario ejército desprecian a una ministra a la que consideran totalmente ajena a su mundo y que se ha convertido en su jefe político, perdón, jefa política, en virtud exclusivamente de las amistades con Felipe González o Zapatero Rodríguez que le han permitido medrar rápidamente, y de una ley de igualdad que se aplica sólo a las mujeres porque si no tendríamos también un ministro minusválido, otro inmigrante, homosexual, asturiano o católico.
Otro día hablaremos de esa curiosa ley universal según la cual "a mayor cargo menos requisitos y conocimientos hacen falta". Por eso es normal que una abogada pase a ser Ministra de la Vivienda y después de Defensa y después de lo que sea.
Pero las visitas sorpresa sirven también para otras cosas: alimentan la idea de que nuestros soldados son héroes que se juegan la vida por los otros.
Demuestran asimismo cómo se tira el dinero de los contribuyentes con total impudor: ¿qué pinta una ministra embarazada en Líbano, acompañada de todo un equipo de médicos pagados por todos, en lugar de estar reposando en su casa o trabajando en su oficina?
3 viajes por Afganistán, 2 a Líbano, a Kosovo, a Kenia...¿y para qué?
¿De verdad alguien se cree que los militares tienen ganas de oír el rollito vacío que repite en cada viaje sin gracia ni convicción?
Terminamos con unos extractos de tan jugosos discursos:
"Sois la base y la garantía para la estabilidad y la paz, la bandera de la generosidad y la entrega", ploclamó Carme Chacón.
"Aplaudo el esfuerzo que hacen los soldados para ayudar a los libaneses a llegar a un ambiente de seguridad y de paz".
Pues si hay que aplaudir se aplaude.

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