02 octubre 2009

¡ A por ellos, eeeooo ¡

Qué orgullo. Tenemos unos políticos, unos reyes, unos famosotes, cercanos, campechanos, de esos que sudan como Camacho, o de esos tan torpes, tan corruptos o tan vividores como cualquiera de nosotros. Se ve que están ahí porque se lo han montado bien; son gente normal que no da ejemplo de nada, que acepta regalos, cazos, privilegios y comisiones como lo haríamos todos nosotros. Disfrutan de su vidorra pero no se creen seres de otro mundo ni padres de la patria, ni nada de eso. Mienten como el que más, trabajan como el que menos, se escaquean del Parlamento, se cambian de partido, se suben el sueldo como harías tú si pudieras.
El sueño americano es un mojoncillo al lado del español: los nuestros nos demuestran que no hace falta hablar inglés ni francés para ser presidente del gobierno, ni euskera para ser presidente nacionalista del gobierno vasco; que se puede ser de Córdoba y soñar con la independencia de Cataluña, que no hay que ser experto en sanidad para ser ministra de sanidad, que un ministro de Franco puede ser presidente de la Xunta democrática de Galicia-Galiza. Que se puede ser pijo y cantar La Internacional con el puño en alto. Que se puede empezar en ETA y terminar de director-nombrado-a-dedo-por-el-PP del Instituto Cervantes.

Qué alegría.
Son de carne y hueso y morro.
Que también se puede ser famoso en el mundo de la farándula sin saber cantar, bailar, actuar, ni na’. Basta con follar o haber follado con otro famoso del mismo pelo.

Felipe de Borbón y su mujer llevan a su hija a la guardería el primer día, “como un ciudadano más”, me encanta esa frase tan bonita que esconde –tan bien como las fotos de los periódicos- la masa de periodistas y matones, la guardería pija, las niñeras.
Y sale a recibirlos la directora, “como a cualquier español”.

La ministra de Sanidad, en persona, qué guay, nos dice que para evitar la gripe A no hay que besarse; pero nos lo dice después de entrar a la rueda de prensa besando a todos sus colegas y colaboradores. Y que hay que lavarse las manos, niños.

Mariano “defiende y apoya” a todos los presuntos corruptos correligionarios, qué bien, es lo mismo que haríamos nosotros con los amiguetes.

También son creativos: ¿qué hacer ante los menores que violan niñas, pegan a sus profesores o queman coches de policía?
Primero soltarlos y segundo reflexionar sobre qué le pasa a la sociedad que crea pequeños monstruos sin ética pero campeones en los videojuegos.
Ya han salido 2 propuestas geniales:
La primera es de Múgica, que ocupa uno de esos puestos tranquilos y rimbombantes reservados como premios pre-jubilación, el de Defensor del Pueblo.
Múgica tiene la solución a esta degeneración: hay que volver a llamar de usted al profesor, como en sus tiempos, que eso marca una distancia y un respeto.
La segunda propuesta es la de la Presidenta (=femenino de Presidento) de la Comunidad de Madrid, ese modelo de mujer normal –qué tierno verla cantar el chundachunda del himno nacional “como un ciudadano o una ciudadana más”-.
Consiste en volver a poner tarimas en las clases para que el profesor esté más alto y no tenga que “pasarse un tercio de la clase mandando callar a unos alumnos a los que ni siquiera ve”.

Yo, que soy un ciudadano más, propongo modestamente una tercera y complementaria solución para enderezar y dar esperanza a la fauna adolescente: academias “on line” donde nuestra juventud pueda aprender sin esfuerzo las profesiones de futuro, a saber, concursantes y concursantas, público y pública, folladores y folladoras de famosos y famosas, ministros y ministras a partes iguales, periodistos y periodistas del corazón.
Y un máster muy caro de vago/-a caroto/-a.

1 comentario:

Anónimo dijo...

se te olvidó comentar que la president... también sugirió convertir a los profesores en autoridad pública, tipo benemérita, para que la función docente se deje de eufemismos y consista en lo que tiene que consistir, enderezar a los españoles, que a ver qué va a ser esto si no.
P.