02 noviembre 2009

Carrefour Caca.

Ya se sabe que para vender todo vale: la exageración y la mentira, la comparación odiosa, el sexismo, la utilización de los niños, de los moribundos y de los indefensos…
Entre las formas de marketing guarro que triunfan actualmente hay 2 que encuentro particularmente abyectas e hipócritas: la primera es la culpabilización del ciudadano (muy utilizada por los gobiernos en su publicidad institucional); a través de ella la gente de a pie pasamos directamente a ser la causa de todos los males del país y del mundo, cuando los verdaderos culpables son la codicia del sistema y la ineptitud de los gobernantes. Así, resulta que somos responsables del calentamiento de la atmósfera, del deshielo de los polos, de los accidentes de tráfico, de los incendios forestales y hasta de la gripe A. Por ejemplo se nos cuenta la milonga culpabilizadora de los “Pezqueñines, no gracias”, como si el consumidor tuviera que medir con regla el pescado que compra en lugar de hacerlo el pescador que lo pesca, el vendedor que lo vende y el estado que debería controlar a ambos.

La segunda es la de las empresas que, con ánimo de lucro, desfachatez e insólita hipocresía, pretenden lavar su imagen asociándola a valores positivos como la familia, lo natural, la ecología y la labor social. Así los bancos-vampiro hacen publicidad de su supuesta “obra social”, las empresas contaminantes de su supuesto “compromiso con el medio ambiente”, McDonald’s de sus supuestas ensaladas sanas y orgánicas, los ejércitos de su supuesta “labor humanitaria”, Estados Unidos de su supuesta “lucha por la libertad y la democracia”, y hasta la mayonesa industrial es como la que hacía tu abuelita. A la imposición lingüística se le llama “normalización” y Cocacola es un ejemplo ecológico porque fabrica el líquido infecto en tu barrio en lugar de traerlo en contaminantes aviones desde USA. Y de paso se ahorra una pasta en mano de obra y transporte, que resulta que es de lo que se trata.

Este verano he sufrido la asfixiante y pesada campaña de Carrefour para justificar la eliminación de las bolsas de plástico de sus supermercados. Es cierto que en muchos países europeos se empezó a hacer hace años con los consiguientes beneficio para el planeta enterito e incomodidad para el cliente, que se ve obligado a llevar por la calle las latas de guisantes debajo de los sobacos o en las partes pudendas. En España es sólo cuestión de tiempo que todos los supermercados hagan lo mismo
También es verdad que las bolsas de plástico no son biodegradables y que contaminan la naturaleza de forma duradera.
Lo que no es verdad es que los potentados dueños de Carrefour se hayan levantado de la cama un buen día preocupados por el medioambiente.
En realidad se levantan todas las mañanas preocupados por acrecentar sus ya desorbitantes beneficios.
Ante la sospecha de una parte de la ciudadanía de que Carrefour lo que está haciendo es un gran negocio en nombre de la ecología, además de darse una imagen de un compromiso social que nunca había tenido y empeorar notablemente los servicios que ofrecen sin abaratar los precios por ello, los responsables de comunicación alegan que la campaña para concienciar a la gente de que el plástico es “caca” les ha costado más de lo que van a ahorrar en bolsas. Muy bonito; sólo que la campaña se hace una vez, que la gente se acostumbra muy rápido a todo, y el ahorro es continuo y para siempre.
El hecho es que los productos que compramos en un supermercado ocupan, pesan y son incómodos de transportar, y el supermercado debe facilitarnos la labor porque en eso consiste el buen trato al cliente. Si el plástico contamina que nos den –en lugar de venderla, qué listos- una bolsa ecológica, o de papel reciclado, seda o cáñamo trenzado. Lo que prefieran.
Lo que no se puede es ser ecologista a costa de los demás, empeorando el servicio, obligando a los otros, y además ganando mucho dinero. Así se haría ecologista hasta Georges Bush.
Es como si al pescatero del barrio le da la vena ecológica y a partir de entonces las señoras se tienen que llevar las pescadillas en las manos. O el café del Starbucks que lo echen directamente en la boca del cliente para ahorrar vasos de plástico y salvar al planeta.

En todo caso, yo estaba dispuesto a creer en la buena fe y el neo-ecologismo de Carrefour y de todos los supermercados que le van a seguir. Entré en uno de ellos, al azar, provisto, para el transporte de las viandas, de una cesta de mimbre que hubiera causado la admiración de la propia Caperucita… y lo que vi me llenó de pasmo, espanto ecológico y horror existencial…:
Las botellas de agua mineral son de plástico, las de Cocacola, zumo, leche…también. Los productos están llenos de plástico, cartones y papeles innecesarios excepto para hacer más atractiva su imagen. La fruta y la verdura están envueltas en plástico. Los embutidos se envasan al vacío con plástico. Los yogures con bifidus activo y L-casitas…son de plástico. Hasta los carritos son de plástico.
La tarjeta de crédito que el supermercado acepta encantado para cobrar es de plástico. A ver…los juguetes son de plástico.
Plástico por todas partes. Un universo aberrante de plástico. Carrefour es plástico-caca.
Y lo que no es plástico es papel, que mata árboles y destruye la Amazonia y cuyo proceso de fabricación es mucho más contaminante que el del plástico. Y si no que se lo pregunten a los que viven a pocos kilómetros de una fábrica papelera, con esas nubes de humo, esa espuma de colores en el río y ese constante olor a mierda en el aire.
Y lo que no es plástico ni papel ni cartón es metal o vidrio contaminantes y tan poco biodegradables como el plástico.
En los supermercados también venden pilas, altamente tóxicas y que permanecen en la tierra cientos de años y se filtran en las capas freáticas envenenando el agua.
Por no hablar de otros “detalles”: supongo que habéis visto en los documentales las condiciones laborales de los chinos que fabrican muchos de esos productos; o la esclavitud de los obreros que cultivan las flores que compras; o las enfermedades que le producen al trabajador tercermundista los productos químicos empleados en la fabricación de los pantalones vaqueros.
No olvidemos tampoco que en el supermercado puedes comprar también fruta y verdura genéticamente modificada, cuyos perjuicios para la salud sorprendentemente no acaban de aclararse; o bollería industrial, responsable en gran medida de que la obesidad infantil en España se haya duplicado; también puedes comprar insecticidas, matarratas, teléfonos que despiden ondas nocivas, alimentos que elevan el colesterol y aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
En muchos de estos establecimientos venden malísimo tabaco y en todos podemos encontrar un gran surtido de bebidas alcohólicas que dañan el hígado y son responsables de la gran tasa de alcoholismo que ostenta nuestro país, así como de violencias conyugales y absentismo laboral. Asimismo podemos adquirir videojuegos, películas y aparatos que fomentan la violencia y hacen que tu hijo sea un imbécil y un zombi asocial, carne de psicólogo.

En fin, para qué seguir, las 2 conclusiones son claras:
a) El plástico es muy malo.
b) No me gustan los falsos ecologistas de pacotilla que van de buenos a costa de los clientes y haciendo negocio de ello. De momento no tengo intención de visitarles mucho; pero si un día, por ejemplo, eliminan sus aparcamientos gigantes para fomentar el uso del transporte público y luchar contra la principal causa de contaminación en nuestras ciudades, que es el coche, entonces igual me empiezo a convencer de sus buenas intenciones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

MACOJONAS CON TU LUCIDÉ. nO CONSUMASMÁS,NUNCA MÁIS,NADA,CERO,CACA.
paula

Escuela para todos Luz ONG dijo...

Nos ayudas con útiles o lo que puedas

Desde Buenos Aires estamos organizando la fiesta de Navidad para 15 escuelitas rurales, dependientes de la escuela cabecera de El Sombreo.
Es nuestro sueño y nuestro profundo deseo, ser un instrumento de FE y ESPERANZA en esos niños en esta Navidad.
Deseo que esa fiesta sea una perfecta comunion, hermandad, donde todos seamos iguales en espiritu...donde todos estemos unidos por la paz y el amor, de reconocernos en el otro, de ser vos, de amarnos y sentirnos amados.
Todos nos merecemos Navidad. Todos nos merecemos encontrar a ese salvador. Todos nos merecemos esa oportunidad en nuestras vidas. Saber que en algún lugar de este mundo o del otro, el cambio va a llegar a nuestras vidas, pero que también nosotros lo podemos generar. Que también nosotros tenemos ese poder!
Amigos Correntinos, los invito a ser parte de este sueño y qué mejor que la música como idioma universal de comunión, de paz, de amor...qué mejor que la música para transportarnos, para transmitirnos, para elevarnos.
Si alguien conoce de algún coro, o algún grupo folklórico que desee alzar su vos y elevarnos el espíritu regalándonos la misa criolla de Ariel Ramirez esa noche. O sumarse varios coros, o sumarse a los coros!...todos podemos ser parte de esto!. Esa es la Navidad. Compartir. Comunion.

Necesitamos un canto de esperanza, ser mensajerios de esa luz, y que nazca la luz dentro nuestro.

Por favor, si conocen alguien interesado en ser parte de esto, o en apadrinar de por vida a un niño mandando cartas, mandando su mochila para el inicio de clases, su regalo de cumple via correo argentino, la 442 esta a 50 km de Corrientes en medio del campo. dale ponete las pilas!!!!!!!!!!!!


contactarse por mail Gracias!

alejandra