07 diciembre 2010

Serie: Los tipos sociales más fétidos.

Iniciamos la serie con 2 tipos sociales especialmente enervantes y egoístas: el "petardo tocacojones" y el "amigo del poderoso".

El petardo tocacojones es, seguro que lo conocéis, el desquiciado que confunde los derechos del consumidor con ser un pelma. Siempre necesita algo especial, una aclaración, dos explicaciones, lo que sea, con tal de tocar los cojones (de ahí su nombre, efectivamente).
Él (o ella) no puede tomar "un café", no: ha de ser un cafetito largo de leche, corto de café, en vaso ancho, templado y con azúcar de caña.
A su falafel hay que quitarle los rábanos y el tomate. No le gustan los bordes de la pizza.
Quiere saber los ingredientes del sandwich mixto, y, una vez que los conoce, pide uno vegetal.
Pero sin lechuga. Que le da alergia.
Uno se lo imagina compartiendo un piso, por ejemplo, qué infierno. O follando (pero no en ciertas posiciones). Alergia dan ellos.

El segundo tipo, el amigo del poderoso, es igualmente patético y repelente.
Ayer vi uno en la taquilla del Festival de Cine Europeo.
Este tipo de elemento quiere sacar partido y sentirse un poquito privilegiado o ahorrarse un euro como sea. Y si puede ser alegando para ello importantes amistades, pues mejor que mejor.
Al de ayer no le gustaba la entrada numerada que le querían vender, demasiado delante para su gusto y su nivel. Entonces preguntó al taquillero si se encontraba en el local el Embajador de Austria, gran amigo suyo.
El taquillero desconocía el dato.
El petardo insistió diciendo que quizá él tenía una invitación por allí, habida cuenta de la amistad que le unía a tan importante embajador.
El taquillero negó saber el paradero de tal invitación.
Al final nuestro amigo compró la entrada y se fue a tratar con el acomodador el tema de conseguir una butaca más a su gusto teniendo en cuenta que el Embajador de Austria y él mismo eran uña y carne.
No hace mucho un candidato a los diplomas de español vino a que se le cambiara la hora del examen y se presentó diciendo: "Hola, me llamo...y soy coronel del ejército".
Lo peor de todo es que si cierta gente usa estos métodos es porque funcionan.
No sé por qué, me recuerdan al del chiste:
-"Oye, nena, me llamo Antonio Unamuno y tengo una polla de 40 centímetros".
-"¿Una qué?"
-"Una...muno, como el escritor".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo creo que soy de las "petardas tocacojones" porque no me gusta el limón en la comida. Viendo el país en el que vivo lo tengo crudo. Lo pido todo sin limón pero nunca me entienden o a veces, incluso, se me olvida. Así que me toca comerme sin ganas (porque me da vergüenza devolver el plato que he pedido) la ensalada aliñada con limón, esa especie de cocido con limón, el pacado con limón, el hummus con limón, la pepsi-cola con limón, el café con limón...