11 febrero 2013

Marginados.

Dentro de la serie "Hasta las partes nobles estamos de los nobles", comentamos hoy 2 artículos aparecidos recientemente en la prensa sobre el ex-jugador de balonmano Iñaki Urdangarin.

El primero versa sobre la humana condición; y no es casualidad que se hagan experimentos médicos con ratas, puesto que el hecho es que hay relevantes coincidencias psicológicas entre las ratas y los humanos, y  en especial, ciertos humanos y ciertas ratas que abandonan los primeros los barcos.
"Al Duque de Palma le dejan sin web, sin calle y puede que sin casa y título".
Hace ya tiempo que en Museo de Cera al tal Urdangarin le quitaron la ropa de gala y lo pusieron en un pasillo (a su figura de cera, se entiende, que a pesar de la poca expresividad del propio Urdangarin no debemos confundir). Después lo eliminaron de la página web de la Casa Real, al muchacho; ahora le han quitado el nombre a "su" calle en Palma de Mallorca ("calle que voverá a tener su antiguo nombre, "Rambla"") y hasta han pedido oficialmente en Mallorca que se le despoje de su título, Duque de Palma, para que nadie ensucie el nombre de la ciudad.
Parece un poco precipitada la manera de "abandonar el barco" porque recordamos que el susodicho aún no ha sido juzgado y menos aún condenado, sospechamos que jamás va a ir a la cárcel ni de visita, porque comprobamos demasiado a menudo que la élite socio-política y económica está excluida de dar cuentas a la justicia en España. Y sin embargo empiezan todos a huir de este señorito tan limpio, como si tuviera la peste.
Me recuerda a aquella cantante, Nelly Furtado: leí que cobró un millón de dólares para cantar ante Gadafi en concierto privado, lo cual basta para hacernos una idea del gusto musical del ex-líder libio; leí asimismo que, cuando Nelly supo que Libia estaba siento bombardeada y conoció en aquel preciso momento y no antes que Gadafi era un dictador y que era malo y cruel, se apresuró a decir que qué horror y aseguró que devolvería el millón porque ella esas cosas no, oiga. El millón no creo que lo haya devuelto pero eso da igual, que lo importante es la intención, y la intención en este caso es que nadie relacione tu nombre con el de un dictador caído en desgracia; no por dictador, sino por caído en desgracia.
A las autoridades de Palma les pasa lo mismo: no quieren que otro caído en desgracia porte el nombre de su ciudad.
Y a mí me pasa lo mismo que con Nelly Furtado: que igual que me imagino el día en el que cobró un millón, me imagino el día en el que las autoridades de Palma descubrieron la placa de la calle de Urdangarin entre apretones de mano y sonrisas de chupapollas; y cómo alguno leyó un discurso que le habían escrito ensalzando "los méritos" de Don Iñaki.
Don Iñaki, Duque de Palma, al que le dieron la calle no por campeón de balonmano sino por yerno de rey, -extraordinario mérito-, y al que ahora se la quitan no por deshonesto sino por tonto, que lo feo no es robar sino que te pillen.
Don Iñaki, que ahora es Iñaki.

La segunda noticia sobre Iñaki nos informa de su asistencia a la final del Campeonato del Mundo de Balonmano en la que España venció a Dinamarca, ¡oeeeeoeoeeee!
El brillante periodista dice que "mientras Su Alteza Real (Felipe Borbón) presidía el Palco, el Duque de Palma hacía lo propio en las localidades VIP". ¿Hacía lo propio? ¿Presidía las localidades VIP? No, es que el redactor no es Quevedo precisamente: lo que quiere decir el artículo es que Iñaki ya no acompaña a la Familia Real en los actos oficiales. Que lo tienen puteao y lo "descriminan" pa' que no les salpique la mierda. Que lo  han tirao del barco. Por Bribón. O mejor dicho por presunto bribón.
El articulo incluso pretende vendernos la moto de que el pobre pijo se ve obligado ahora a mezclarse con la plebe; podríamos aquí usar esa frase asquerosilla que tanto gusta: "como un ciudadano más".
De hecho el título del articulete es: "Iñaki Urdangarin, marginado hasta en la final de balonmano".
¿Marginado? "El Duque y su esposa eligieron sentarse en las localidades VIP". Es decir, que el marginado no eligió por ejemplo pagar su entrada, que todavía hay clases -cada vez más, de hecho-.
Mucho podríamos hablar sobre "las localidades VIP": son las mejores pero son gratuitas, porque están ocupadas por VIPs, o sea, por "very important persons".
Más aún podríamos hablar sobre el degenerado sentido de la palabra "importante"...
Pero baste decir que en la España democrática existen marginados que eligen sentarse en las localidades VIP, que a mi  entender son las localidades donde se sienta precisamente la gente menos importante.
La gente importante es la gente decente que paga sus entradas.

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