15 julio 2016

¿Qué fue primero, the hen or the egg?

Si confiamos en la Academia de la Lengua, en los políticos, en los periodistas o en la gente en cuestiones lingüísticas estamos aviaos, baquiaos, estomaquiaos.
En asuntos de anglicismos imbéciles los periodistas los adoptan sin ton ni son, por pereza o porque se creen que así mola más; la gente los repite y la Academia los bendice con una falta de criterio tal que nos hace preguntarnos en nuestros adentros que a qué coño se dedican. Por su parte los políticos destrozan la gramática y la oratoria, por corrección política, por ignorancia o por soberbia.
Claro, a veces los anglicismos son necesarios, porque designan cosas, ideas, etc que no existían y de ahí que no tuvieran nombre. Ante eso hay varias opciones: usar la palabra inglesa directamente, adaptarla a la ortografía y a la pronunciación españolas, traducirla al español, o inventar una palabra con lógica y con respeto a la estructura del español a la vez que a la economía de la lengua.
Por ejemplo "mail" o email" han triunfado porque "correo electrónico" es muy largo y "correo" poco específico: se eligió mal la palabra.

Hay 2 anglicismos que escucho mucho últimamente y que me ponen los vellos de punta:

-el primero lo utilizan sobre todo los periodistas del corazón para designar a los famosos: "celebrities".
Sin ningún pudor escriben cosas como: "en la entrega de los Grammy se reunieron muchas celebrities".
Podríamos pensar que esa palabra era necesaria, porque sirve para hablar de un tipo concreto de famoso que es famoso sin ningún mérito especial, excepto si consideramos como mérito tener un culo siliconado, hacerse "selfies" (otro anglicismo necesario, aunque también podríamos decir que se hace fotos a sí mismo), salir en la tele, o ser primo de alguien. Pero ya tenemos palabras para decir eso en español: famosetes, famosillos o famosos de medio pelo.

-El segundo anglicismo es más técnico: se trata del "webinar", es decir, de un seminario o reunión a través de internet sin que los participantes necesiten compartir físicamente una misma sala.
El palabro viene de web + seminar (por cierto, es un latinismo en ingles, como un gran porcentaje de su vocabulario). Se dirá que es una actividad relativamente nueva y que por tanto se hacía necesario bautizarla. Y ya que los anglosajones inventaron los "webinars" -como el fútbol- pues se coge su palabreja y punto; o se españoliza: "webinario". Ni siquiera "seminario web", que suena un poco menos ridículo.
Porque el problema aquí es que "webi" suena a "huevo", con lo que poca seriedad puede tener una actividad que parece significar -que significa de hecho en muchos casos- una reunión para tocarse los huevos.
O los webos, que es justo hasta donde estamos de los anglicismos bobos.

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