17 julio 2008

El barrendero de Solidère.

Solidère, éste es el sonoro nombre de la empresa, en gran parte de capital saudí, con la que el difunto primer ministro y hombre de negocios Rafic Hariri reconstruyó el centro de la ciudad.

Este barrio -Al Balad o Centre Ville o Downtown- fue hasta la guerra civil una zona popular comerciante y putera, por algo está muy cerca del puerto.
Durante la guerra se convirtió en "línea verde" o zona de demarcación entre Beirut Este y Oeste.
Quedó destruida y abandonada, acentuando aún más la división de la ciudad.

La reconstrucción del barrio fue polémica: por un lado se criticó el desastre arqueológico que supuso para las ruinas fenicias y romanas -de las que sólo una parte simbólica está hoy a la vista, por cierto, semiabandonada y en pésimo estado.
Desapareció asimismo el carácter popular del barrio, transformado a golpe de talonario en la zona de ocio más superficial y "de imagen" de la ciudad. Plagada de restaurantes con terraza y tiendas de lujo, también es cierto que una parte es peatonal, la única de Beirut.
La inversión de Hariri y su clan fue productiva: turistas del Golfo y gente "bien" paseando, cenando, comprando...

Y de pronto llegó el desastre: asesinato de Hariri, manifestaciones, crisis...; en julio de 2006 ataque de Israel sobre Líbano. Y después, un año y medio de parálisis del barrio con las tiendas de campaña de Hezbollah y sus aliados plantadas para presionar al gobierno.

Hasta que se llegó a un acuerdo político: el mismo día empezaron a quitar el polvo, limpiar las mesas, abrir los restaurantes..
Y, como si no hubiera pasado nunca nada, hoy otra vez turistas del Golfo, niñeras de niño pijo, cantantes y demás fauna arriba y abajo...
Sin duda, Solidère trata de recuperar las graves pérdidas económicas que le ocasionó un parón tan largo en la vida económica de Centre Ville.
Y cada vez más da la sensación de que , más que un barrio, es un centro comercial al aire libre del clan Hariri.
Y como a tal se le cuida.
Cientos de barrenderos que mantienen todo impoluto: paseando por aquí el turista recién llegado tendrá la sensación de que Beirut es la ciudad más limpia del mundo...hasta las colillas y los chicles se recogen constantemente del suelo.
La sensación de área comercial cerrada se acrecienta con los controles militares en las entradas a la zona peatonal, donde se revisan los bolsos como si de la entrada al Corte Inglés se tratara.

Pero lo que a mí más me impresiona es el barrendero de la calle de arriba.
Se trata de un señor negro con bigote blanco y uniforme de la empresa de limpieza, quizás de Bangladesh, Pakistán, India...
Me da la sensación de que su zona de trabajo es sólo esa calle, desde el principio hasta el final.
Viendo la labor que realiza se diría que es el enchufao de la empresa, el pelota del jefe...pero, no... tiene ojos alucinados y cara de cabreo; más..., de angustia vital, de cabreo existencial, de odio, de agobio dolorido, de almorranas.
En una mano lleva un cubo y en la otra... ¡un plumero! con el que quita el polvo de las cabinas de teléfono, de las señales de tráfico, los semáforos, los bancos, las papeleras, los pivotes anti-aparcamiento, los troncos de las farolas y de los árboles.

En Solidère los semáforos brillan como los chorros del oro.

No hay comentarios: