10 julio 2008

Los conversos.

El otro día vi a un iraquí con la cara de Saddam Hussein tatuada en el brazo. Barbita recortada al estilo policía secreta, vestido de moderno cateto, un buen tipo.
Me lo imaginé dispuesto a tatuarse, a torturar y a matar por el gran Saddam; a delatar a sus vecinos...
Me lo imaginé haciendo lo mismo ahora para los estadounidenses. Lo que sea, pero siempre con el vencedor.
Los tatuajes son más difíciles de borrar que el pasado.

Hay conversos religiosos, políticos, sentimentales...
Coversos al modernismo, a la moderación, al ecologismo...
Personas conversas, países conversos, partidos políticos conversos...

Según un estudio de la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos de América) hay 2 clases de conversos:
- el converso psicológico, que es el que ve la luz y la luz lo envuelve y, ante ella, no le queda más que gozar y difundir la buena nueva.
- y el converso práctico, también llamado "chaquetero" o "medrador".

Los del primer grupo son terribles porque ya se sabe que se hacen más papistas que el papa o más islamistas que Abou Basal al Homsi.
No contentos con convertirse al cristianismo cogen una guitarra y sonríen constantemente.
Si se hacen musulmanes se ponen una túnica y se dejan luengas barbas.
Cuando dejan de fumar pretenden que lo haga el resto de la humanidad y, al recuperar el olfato, les molesta el humo a 7 metros a la redonda y les provoca náuseas, mareos y cánceres de fumador pasivo.
Cuando la gracia del ecologismo les toca el hombro te miran mal si tiras un papel al suelo o si te bañas en vez de ducharte, y sólo se limpian el culo con papel reciclado, válgame Dios.

Los del segundo grupo, los prácticos, también son terribles porque intentan vendernos el cuento de su "evolución", cuando la única luz que han visto es la de su propio interés.
Comunistas anticomunistas, Fragas franquistas democráticos, etarras que acaban en el PP, independentistas españolistas, republicanos monárquicos.
Recuerdo un restaurante de Palermo hace ya muchos años donde estaba prohibido fumar (Palermo más europea que Estocolmo) y cuando nos íbamos a ir nos trajeron un cenicero...
O la Siria actual, donde los taxistas tienen que llevar el cinturón de seguridad para que toda una caterva de policías corruptos no les pongan una multa. La "mordida" o la multa, una en nombre de la tradición y la otra en nombre de la modernidad.

¡Oh converso!, por mí como si te conviertes en rana, pero no pienso darte un beso, no vaya a ser que me quieras mostrar la luz de la religión batracia.
O que me pongan una multa por abuso sexual de animal en peligro de extinción.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡Soberbio has estado!!! Yo ni en mil años y sabiendo escribir, no lo habría podido decir mejor.Yati-ka l-afia!