27 abril 2009

La pasta que te has perdido, Cervantes.

El 23 de abril fue el día internacional del libro. Eso del "día internacional" es, ya un montaje comercial, ya un decreto político, ya las 2 cosas.

Yo no sé si quedan días libres con tanto "día internacional", del libro, del sida, del padre, de la mujer trabajadora,del niño, de la madre que lo parió, de los derechos humanos, del cine, del aguacate...

Pero bueno, si el día del padre y de la madre se los inventó el Corte Inglés y ni siquiera son internacionales puesto que en otros países se "celebran" en fechas distintas, algunos al menos se supone que valen para "concienciar a la población", a la que hay que concienciar de todo porque no tiene conciencia. Entonces, sirven estos días para llamar la atención sobre problemas mundiales, para ayudar a cambiar la mentalidad, para rendir homenaje a las sacrificadas madres, para recaudar dinero...para muchas cosas.

Pero todo tiene un límite: este año el gobierno modelno, higiénico, español, aprovecha para colocarle por la cara un apellido al día: "Día internacional del libro y de los derechos de autor".

Es parte de la campaña agresiva y abusiva de algunos gobiernos europedos para luchar contra la "piratería", que no es atacar un barco, ¡al abordaje!, sino comprar cedés grabados.

¿Aquí quién es el pirata?¿El que copia los discos, el que los vende o el que los compra?

Pues, todos. Que hay que defender al artista.

Y sobre todo hay que defender al comerciante parásito.

Porque cuando los CDs valían 20 euros (ahora no sé cuánto cuestan porque no los compro, pero no porque yo sea un pirata, dios y la ministra higiénica me libren, es que ahora canto, que es más barato...perdón, ahora canto canciones mías que yo invento, no vaya a ser que me cobren por cantar las de Ramoncín, "decilitros de alcohol andan por mis venillas.."); cuando los CDs, decía, costaban, que no valían, 20 euros, resulta que el artista recibía un euro y la tienda se quedaba 10. Caramba con los piratas legales que crean riqueza, sobre todo propia.

Así que menos cuento.



Sí, parece mentira, pero Bush se volvió a su rancho, con las vacas. Él se fue pero muchas de sus ideas se quedaron para siempre: la seguridad por encima de la libertad y de la intimidad, el abuso acrecentado del poder, la consideración de que la gente es sospechosa y de que hay que tratarla como a tal.

Con esa asquerosilla filosofía se estableció en España ya hace unos años el famoso "canon", que consiste en gravar la compra de cualquier material audiovisual que sirva para grabar o reproducir. Dicho de otra forma, pagamos un impuesto revolucionario cada vez que compramos un CD virgen, un aparato de mp3, un dvd..por si acaso los usamos para hacer cosas ilegales.

Como si nos cobraran una multa al comprar un martillo en una ferretería, en previsión de que con él pudiéramos romper, por ejemplo, el cristal de una tienda de discos.

O al comprar un kilo de tomates de los que le tiraban a Ramoncín cuando era artista.

O unos zapatos, objeto sospechoso de ser tirado a la cabeza de algún criminal con cargo oficial. Se usa asimismo para escapar de la policía.

No contentos con eso, prohibieron las páginas de descargas gratuitas de música y películas. ahora van a prohibir las de intercambio, tipo Emule, Ares, etc, que se basaban en que cada usuario ponía a disposición de los demás su música...no se trataba de comprar o vender sino de regalar, de intercambiar lo que era de uno.

Algunos "piratas" han ido a la cárcel en Estados Unidos. En Francia acaban de sacar una ley según la cual se controla a todos los "cibernautas" -¿con qué derecho?- y al que descargue música sin pagar se le envía un aviso -"Warning! Es usted un delincuente y lo sabemos"-. Al tercer aviso se le corta la conexión a internet y punto. De momento, hasta que empiecen las multas...

¿Qué van a decir de todo esto las compañías de internet, con todos los clientes que van a perder?

Miren ustedes, politiquillos, el internet es legal, ¿verdad? Es responsabilidad de ustedes impedir que en internet haya cosas ilegales.

Pero es más fácil perseguir al usuario, ¿verdad? Acosarle y culparle de todos los males, hacerle pagar por lo que hace y por lo que quizás haga.

Ni los políticos ni la Sociedad de Autores se han enterado de que estamos en la era del internet, que todo ha cambiado. En lugar de plantear nuevas propuestas se dedican a prohibir y a recaudar, a lo suyo.

En este mundo ya no se puede cobrar por la música; se puede cobrar por escuchar un concierto en directo o por acostarse con el cantante.

El día del libro y el de los derechos de autor no pueden ir juntos porque responden a filosofías opuestas. No mezclemos el arte con la venta del arte.

Los artistas medievales eran anónimos, Cervantes nunca recibió derechos de autor, y en la nueva era la gente escucha música de Ramoncín porque era buena y porque es gratis.

Ahora hay personas que tienen los derechos sobre trozos de luna, sobre palabras y frases. Les pertenecen, no porque las hayan creado sino porque una Sociedad de Autores dice que son suyas.

El 23 de abril es el Día del Libro y no de los derechos de autor. Que se busquen otro día.

Y sobre todo que discurran algo atractivo para que la gente quiera comprar sus obras en lugar de perseguirnos. Lo mismo que se siguen comprando libros a pesar de que se pueden coger de internet, porque el objeto es atractivo.

Si no, para mí el día del libro es el 1 de mayo. Y a cascarla.

Y este blog no tiene derechos de autor.

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