03 junio 2009

Microcuento de la suerte esquiva.

Repitió el mismo juego, el mismo ritual que acompañaba algunos de sus deseos desde aquellos lejanos días tan cercanos en los que era un niño; se dijo: si lo meto en la papelera tendré un día bonito.
Recordó... si llego al final de la calle antes de que pase otro coche...
si la carta es de espadas...
si me llaman antes de las 5...
si cae de cara...si adelanto a 10 personas...si veo una camisa azul...
...tendré un buen día..., pasará lo que espero..., todo irá bien...
Sí.
Cogió el bote de champú vacío, recuerdo de algún hotel feliz, apuntó un instante, lanzó...

Recogió el bote del suelo y sonrió amargamente, intentando convencerse, otra vez, de que todo eso no eran más que tonterías.

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