25 junio 2015

La Máquina de churros de Hollywood. 5: "I like to be in America".

"I like to be in America", cantaban los portorriqueños en West Side Story, queriendo decir al parecer que querían vivir en Estados Unidos y como si Puerto Rico estuviera en Oceanía.
Efectivamente, en Estados Unidos piensan que el país se llama América y que sus gustos y actitudes son universales. Lo malo es que cuando repites algo muchas veces la gente lo acaba adoptando, lo percibe como natural y termina por olvidar que lo ha imitado. Así en todo el mundo casi nadie se da la mano ya como saludo informal sino que nos chocamos las palmas en alto o entrelazando los pulgares cual afroamericano de color; los futbolistas españoles acompañan el gesto con un choque de pecho con palmadita en la espalda simultáneamente: la mitad de ellos juraría que es un gesto tan tradicional como el schotis.
Hollywood impone gestos al mundo, temas, intereses, valores.
Últimamente he visto en la televisión española a un tipo de público de concurso o "reality shows", ése que está pagado, ha hecho un casting y debe actuar, no sólo estar. A la orden del regidor se levanta, baila, da palmas, se ríe ostentosamente y parece gozar cada minuto de las 9 horas de grabación. Patético. Dentro de esta ridícula actuación está la gestualización estadounidense, es decir, con exageración, falsa sorpresa y carencia de sentido del ridículo; por ejemplo el entrevistado dice; "Pues sí yo perdí la virginidad a los 15 años". El público responde ante esta frase con un "Ohhhh" al unísono, seguido de un "Wow wow" o ladrido de aprobación, se echa las manos a la cabeza, después a la boca, abre los ojos como platos hasta que están a punto de salirse de las órbitas, y, en fin, se dedica a hacer el gilipollas para demostrar explícitamente que la frase es exciting, amazing e interesting.
En los selfies es ya costumbre universal aparecer con los dedos haciendo el símbolo de la victoria..¿victoria?¿sobre qué? Se han tomado una copa, están en un parque, estaban mandando un mensaje de Whatsapp, da igual, victoria...
La industria de Hollywood y su gobierno son tan poderosos que son capaces de hacer que veamos cualquier cosa por muy lejos que esté de nuestros gustos y de nuestra mentalidad. ¿Quién no se ha tragado una película de Cheerleaders, o de fútbol americano, o de Bowling, de streaptease de barra, de rodeo yanqui, de un concurso de belleza infantil, de una despedida de soltero chorra en Las Vegas, o de la lucha libre infantil ésa que les gusta tanto? Todas esas mamonadas nos importan muy poco pero a pesar de ello se van introduciendo poco a poco en nuestras vidas.
En cuanto a la mentalidad, nos colocan ideas tan extrañas en nuestra cultura como la del buenrollismo (por ejemplo, la policía escolta al protagonista y corta el tráfico para que no llegue tarde a su boda), la redención o segunda oportunidad, la relación amistosa entre héroes, carente de palabras cariñosas pero con un gesto y una frase final de la que se deduce todo lo demás (por ejemplo, después de salvar el mundo, los 2 duros se despiden con un escueto "Cuídate" de uno, al que el otro responde con un cuarto de sonrisa; pero esa palabra y ese gesto (y esa música) significan más que 2 horas de reflexión filosófica).
Hay un tema muy estadounidense que hasta ahora no ha entrado en nuestra mentalidad -pero todo llegará-: se trata del llamado "mi mierda es importantísima". La idea es que hagas lo que hagas eso es la ostia y hay que darlo todo para que tu sueño se cumpla (de hecho se cumple en la última escena, siento desvelarlo). Por ejemplo, puede ser el campeonato de bomberos del Condado bajando por la barra que llega al camión en el menor tiempo posible; siempre es un reto importantísimo, sea evitar la 3ª Guerra Mundial o vender tartas de manzana para ayudar a que no derriben el edificio donde viven unos ancianitos encantadores. "Mi sueño es llegar a la final de dardos del pub y haré todo para obtenerlo. Sí, tendré altibajos pero me ayudarán a superarlos; cuando esté a punto d abandonar, la camarera me soltará una chapa emotiva, que será un revulsivo...Y al final, ganaré en el último minuto, en el último dardo, ése que lanzaré después de acordarme de mi abuelo y tras echar una mirada furtiva a la camarera que me guiñará el ojo y levantará los pulgares...". Joer, basta, a cagar con toda esa moralina barata.
Pero ya digo que todo llegará: en un futuro no muy lejano veremos al camarero de la tasca entrenarse para hacer los cubatas por la espalda, a la dependienta torpe doblando las camisetas cada vez más rápido con la ayuda de sus compañeras, niños que recorrerán la ciudad entera en bicicleta para llegar justo a tiempo de recitar un poema en la escuela; ciudadanos orgullosos de haber evitado una masacre, o de haberle comprado tomates al tendero con problemas económicos.
Redención.

1 comentario:

marta dijo...

¡Pero cuánta razón en tan pocas líneas...!