19 junio 2015

Versión 9 (10 historias que comienzan por una frase de un libro escogida al azar).

No podía entonces distinguir más que una masa confusa de figuras humanas.
Pensé en aquello de que si el whisky no te arruina las mujeres lo harán. En su caso se trataba de ambos, seguro, porque estaba muy arruinado. Tenía que hacer algo por él, no porque yo fuera de ésos que creen que hemos venido a este mundo a hacer el bien, no. Pero alguien tenía que hacerlo. Y allí no había nadie más que él y yo. Y él no parecía estar en condiciones de hacer nada por él mismo.
Así que le di un par de buenas bofetadas. Es increíble lo bien que pueden sentar los bofetones. Sobre todo al que los da. Sentí un gran alivio interior. A él también le vino bien porque movió los brazos y emitió unos gorgoritos que quise interpretar como una especie de agradecimiento. Le dije: "No te preocupes, muchacho, para eso hemos venido a este mundo, para hacer el bien; hoy por ti, mañana por mí". Le di otro buen soplamocos pensando en esa eventualidad de que mañana yo estuviera en su lugar y él tuviera que ayudarme con unas cuantas ostias...
Ahora que lo pienso, ¿por qué he dicho antes que el fulano no podía distinguir más que una masa confusa de figuras humanas, si allí no estábamos más que él y yo? Se encendió una alarma en el interior de mi cerebro...primero fue una chispita, luego una lucecita, luego una certidumbre: "¿Figuras humanas?". Pero ya era tarde, cuando quise reaccionar ya era yo el que estaba recibiendo ostias por un tubo, era yo el que ya sólo podía distinguir una masa confusa de figuras humanas...
Unas veces se gana y otras se pierde, no sé si me explico.

(Fragmento de "El Caso del Gilipollas Asesinado").

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