10 abril 2007

Estadísticas.

Según un estudio publicado recientemente "un 52% de los británicos lee a escondidas los SMS de su pareja para asegurarse de que es fiel".
Está muy feo eso de mirar los SMS de la pareja, como también está feo espiar al vecino por la ventana, a otro país con aviónes o satélites, o al ciudadano con cámaras. Pero cada uno encuentra una justificación para hacerlo: la curiosidad, la seguridad, la rentabilidad, la casualidad. Cualquier cosa antes que la intimidad.
Esta encuesta nos habla de temas universales: el deseo irrefrenable de saber, los celos, el placer de lo prohibido, el ansia de dominio, la infidelidad, la ficción de la monogamia.
Cuando alguien cotillea en el móvil de su pareja lo que quiere saber es que no hay nada que saber. Pero se arriesga a que sí haya algo que saber. Su pareja le traiciona, quizás, y él o ella ha traicionado el derecho de su pareja a la intimidad .
Si no quieres saber, no mires.
Pero si no miras te corroes por dentro. Y si te corroes por dentro, miras. Y si miras sabes. Y si sabes, te corroes por dentro.

Pero de lo que yo quería hablar es de esa dudosa ciencia llamada "estadística" que pretende demostrar matemáticamente hasta los pensamientos, los deseos y las intenciones de la gente.
"El 32% de los neozelandeses nunca ha leído un correo electrónico"; "el 16% de los niños europeos piensa que las vacas son violetas como las del chocolate Milka"; "el 23'6% de los empresarios sufre falta de afectividad"; "una de cada dos mujeres tiene fantasías eróticas con 2 hombres a la vez mientras que ese porcentaje se eleva al 67% en el caso de los hombres que han fantaseado con hacer el acto sexual con 2 mujeres"; sólo el 0'1 de los ciudadanos ha leído la Constitución Europea"; "el 93% de los diplómaticos, el 84% de los políticos y el 73% de los empresarios provienen de una familia de clase alta",...
De algunas encuestas se pueden extraer datos útiles para la humanidad; otras sirven para pasar el rato o para justificar el presupuesto de investigación de ciertas universidades e instituciones.

Volviendo a la primera estadística, resulta que, además, el 42% de los británicos lee también los correos electrónicos de sus parejas, pero la encuesta no explica cómo obtienen la clave para hecerlo. El 39%, esencialmente mujeres, examina la ropa, buscando pelos, olores de perfume, manchas de carmín, semen, o vaya usted a saber qué.
El 32% de los hombres lee la agenda de su pareja.

Sin querer dudar de la fiabilidad de la encuesta, y dejando aparte cómo estos estudios tienen en cuenta que la gente puede mentir en las encuestas, se plantean algunas cuestiones:
un porcentaje bastante alto de la población británica (siento no poder decir un número con decimales y todo) se dedica a meter las narices en el móvil, el mail, la agenda y la ropa de su pareja, al parecer habitualmente. Debe de ser un infierno la vida de los dos.
Además, si eliminamos el tiempo de trabajo, cuidado de los niños, compras, desplazamientos, televisión, sueño y cotilleo conyugal, pues nos queda un 0'2% del día para dedicarlo a la lectura, y eso con suerte.
Por eso hay otro estudio reciente que demuestra que "el 52% de los británicos compra los libros por razones estéticas", es decir, para que queden bonitos en la biblioteca del salón, y no para leerlos.
Habría que hacer un estudio para saber si es el mismo 52% que lee los mensajes privados de su pareja.

Vamos a hacer una estadística:
-el 52% de los británicos lee los SMS de su pareja.
-el 27% de los británicos no tiene pareja a la que espiarle los mensajes.
-el 4% de los británicos nunca ha usado un móvil, con lo cual no ha podido mirar los mensajes de su pareja (suponiendo que pertenezca al 63% de los británicos que sí tienen pareja).
-el 0'7% de los británicos son ciegos o invidentes, así que no pueden leer los mensajes de su pareja.
-el 3'4% de los británicos nunca se separa de su móvil (quizás para que no lo lea su pareja).
-el 4'9% de los británicos tiene un segundo móvil, que utiliza para escribir mensajes a su amante y que deja en el trabajo bajo llave para que su pareja no se lo lea en casa.
-el 13% de los británicos nunca escribe SMS (de ellos, el 91% nunca escribe, en general).
-el 6% de los británicos ha dejado de escribir mensajes tras descubrir que su pareja se los miraba.
En conclusión, existe un británico, uno, que, teniendo móvil, una pareja con móvil que escribe mensajes, no siendo ni invidente ni analfabeto y pudiendo acceder al citado móvil de su pareja, jamás ha leído los citados mensajes del citado móvil de la citada pareja.
Habría que investigar a qué obedece semejante comportamiento y tamaña actitud.
Y la reina, que Dios salve, debería nombrarlo "Sir" por su discreción y recto proceder.

Ya decía el escritor, poeta y articulista Manuel Alcántara, cuando tenía aún algo que contar, que "si yo me he comido un pollo y tú no, estadísticamente nos hemos comido medio pollo cada uno".

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