27 enero 2010

Microcuento de la constancia.

Cuando se despertaron en medio de aquel bosque, de la nada, ateridos de frío, entrechocando los dientes, húmedos hasta el alma, entumecidos, confusos, desesperanzados de esperanza, el que parecía más joven, abriendo apenas los ojos, le dijo al otro:
- ¿Qué hacemos?
- Tendremos que pasar al plan B –respondió.
- ¿Cuál es el plan B?
- Continuar con el plan A.

Y se puso en pie y empezó a andar hacia lo que parecía quizás el recuerdo de la imagen del reflejo del sueño de una leve claridad.

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