03 marzo 2011

Más papistas que el Papa.

La Embajada de España, como el resto de las europeas, cuando da un visado a un libanés se asegura antes de que tenga trabajo, dinero, cuenta en el banco, motivo de viaje, billete de ida y vuelta, invitación, inscripción en un curso, permiso de trabajo, domicilio o reserva de hotel, etc, etc.
Y aún así, se reservan el derecho a denegar una petición que cumple todos los requisitos por la simple intuición o sospecha del funcionario de turno de que el demandante pudiera o pudiese no volver.
Cuanto más rico sea o más contactos tenga el que pide el visado, más fácil y más rápido es el trámite, para qué nos vamos a engañar.

Sin embargo, conozco al menos a 10 personas que viven ilegalmente en España, entre ellos varios libaneses; y otros que se fueron a estudiar un Máster, por ejemplo, y se quedaron allí, no sé cómo ni por qué, pero me consta que, aunque tendrán sus dificultades, ninguno de ellos vive escondido ni perseguido ni amenazado de expulsión.
Y no me parece mal, no lo digo por eso, no creo demasiado en los visados y pienso que las fronteras son parte de lo peor del ser humano.
Lo digo porque, a cambio y desde hace 2 ó 3 años, a las autoridades libanesas se les ha ido la olla o les ha crecido el ego. Porque también conozco a, al menos, 10 europeos, españoles y franceses, que han sido expulsados del país o a los que no se les ha permitido la entrada en un viaje de vuelta, y otros que son acosados y a los que se les pone trabas para renovar el visado de turista o se les retiene el pasaporte o se les controla e investiga.
Yo sufrí también la ineptitud y la mala ostia de un policía en la frontera que, a traición y sin que yo me enterara, me hizo firmar un papelón en árabe en el que, según él, yo reconocía mi ilegalidad en el país y aceptaba someterme a un juicio penal. Mi situación en este país es de completa legalidad, por eso felicito una vez más al guarro por su gran trabajo. Posteriormente tuve que ir 2 veces a un juicio en la otra punta del país para finalmente ser absuelto gracias a la ayuda individual y voluntaria de un empleado de la embajada.

¿Los motivos de que esta situación haya cambiado tanto en los últimos años? Pues no lo sé, quizás una mezcla de paranoia securitaria (¿espías españoles?, en fin...), protección del empleo nacional (mejor harían si protegieran un poco al trabajador frente a los abusos del sistema laboral y del millonario y explotador empresario libanés) y ganas de pagar a los europeos con su misma moneda.
Pero repito que se han pasado y que es mucho más fácil estar de ilegal en España que aquí.

Entre los españoles y franceses que han tenido problemas no había ninguno que pidiera limosna, delinquiera o atentara contra la seguridad del estado, que yo sepa.
Todos ellos gastaban dinero aquí, algunos mucho, y si vivían en Líbano era porque estudiaban árabe, eran periodistas, escritores, fotógrafos, colaboraban con ONGs, tenían novio libanés, o, simplemente, les gustaba este país e intentaban organizar su vida en él.

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