09 abril 2012

La Cultura al alcance de todos.

Intelectualidad, calidad artística y popularidad son 3 conceptos que se cruzan y alguna vez se emparejan: intelectualidad-calidad artística o calidad artística-popularidad. Que se una la intelectualidad con la popularidad es rarísimo (divulgación al estilo de Eduardo Punset) debido a la esencia minoritaria de lo intelectual y a la poca exigencia neuronal que suele acompañar a las masas populares con perdón.
Si miramos un día cualquiera -por ejemplo hoy- las "tendencias" en la página principal de Yahoo España, encontramos lo siguiente:
1. Charlize Theron (actriz a la que supuestamente le han robado un vídeo casero erótico que no era erótico).
2. Comprar camiseta. (?)
3. Aida Nizar (Creo que es una tía vulgar y maleducada que vive de los "reality shows").
4. Recetas Gourmet.
5. G.H. (Es decir, "Gran Hermano", popular programa de voyeurismo de gente sin ningún interés).
6. Oferta Aspiradoras. (?).
7. El Paro.
8. Victor Sandoval (He tenido que mirarlo en Google, es un "colaborador", que es como llaman a la calaña que participa en los "debates" de la telebasura).
9. El Tiempo.
10. Tiroteo en Oakland (suceso de flipao que entra en un lugar y se carga a todo lo que se mueve, muy tradicional en Estados Unidos).
Suponemos que éstos son los temas más consultados por los españoles (y eso que este criterio excluye además a una gran cantidad de gente que por edad, cultura o capacidad socio-económica no accede a internet, algunos millones de españoles).
Vemos que, lógicamente, la última película de los hermanos Cohen, las novedades sobre la sonda que viaja a Plutón y los horarios de la conferencia en el Círculo de Bellas Artes no están entre los 10 temas más consultados.
Lo que a la gente le interesa es el trabajo, comer, comprar barato, el sexo, saber si va a llover, la crónica de sucesos y los famosetes de cuarta categoría.

Como ejemplo de intelectualidad podemos citar las 2 últimas conferencias programadas por el Instituto Cervantes de Beirut y la Embajada de España: una sobre la Constitución de Cádiz de 1812 en inglés, y otra, en árabe, sobre "el amor divino y el amor humano". A este tipo de eventos suelen acudir, calculando a grosso modo, la friolera de 10 personas, si incluimos a los conferenciantes, los representantes del Cervantes y la Embajada, el fotógrafo, y 2 desocupados que pasaban por allí y querían sentarse un rato.

Como ejemplo contrario de popularidad acompañada de ínfima calidad artística podríamos aludir al 97'6% del cine norteamericano actual que casualmente representa el 98'2% de los ingresos en taquilla.

Y es que a veces no se sabe bien lo de la gallina o el huevo, lo de qué fue antes: o sea, que no se sabe si estamos embrutecidos porque sólo nos venden subcultura o si por el contrario la subcultura es lo único  que queremos recibir y por eso gentilmente es lo único que nos dan.
Ya entiendo que a este mundo hemos venido a pasar el rato y no a estrujarnos la sesera, a ver los sábados sabadetes un películo yanqui en el cual la frase más inteligente la dice una pistola.
Soy consciente de que a veces no hay equilibrio entre los placeres de la carne y los de la mente.
Comprendo asimismo que alguien ponga en el Facebook un artículo de Robert Fisk o un enlace a una reflexión y reciba 2 miserables "Me Gusta", y eso porque su novia y un amigo se han apiadado de él y quieren evitar una caída a los infiernos de la depresión. Si por el contrario cuelga una frase pseudomística, al estilo de "Hay días en los que mejor sería no levantarse" o pseudoliterariorromántica, como "Caminar por la existencia  es recoger los frutos del árbol labrado", entonces recibe una avalancha de "¿Qué te pasa, corazón?" en el primer caso, o, en el segundo caso, de "¡Qué bonito! Voy a compartirlo e incluso aplicarlo en mi vida a partir de ahora".
Todo depende de lo popular que sea uno en el internet.
El colmo son los 27 comentarios sobre una foto en la que el interfecto aparece acompañado de una rebanada de pan o vestido con un jersey amarillo. O los 32 comentarios a "Mañana tarta de gengibre, ¿alguien se apunta?", con especial aplauso para ese que responde: "Me encanta el gengibre, qué pena, estoy en New York, disfrútala".
No pasa nada, el mundo es asi de..., así.

Pero, de verdad, hay nuevas formas de llamémoslo "cultura" que parece que están pensadas para retrotraer al ser humano a la época del Australopitecus, dicho sea con todo respeto para el Australopitecus; "arte" para el que se requiere la misma capacidad creativa que para mover una silla un poquito a la derecha; "movimientos de masas" con menos interés que la carrera artística del anteriormente citado Víctor Sandoval y con menos frescura que el discurso de un político; "tendencias" que ojalá fueran suicidas, e ideas vanguardistas menos vanguardistas que "La Vanguardia" y los bolsos de Isabel II juntos.
Hablo por ejemplo de los "fenómenos virales" en internet: consisten éstos en que a un ciudadano, en general estadounidense o asimilado, se le ocurre una gran idea creativísima, después de darle muchas vueltas a las meninges; puede ser, por un suponer, rascarse los huevos con una escobilla del váter delante de una panadería, aunque con los pantalones puestos, por lo de la moral. Entonces se graba a sí mismo realizando esta genial acividad y lo cuelga en internet. El resultado es que 7 millones de internautas dedican una parte de su valioso tiempo a ver esta creativa obra de arte. Se convierte en un "fenómeno viral". 32.000 artistas espontáneos perpetrados de escobillas buscan una panadería y se graban haciendo el mismo acto; ya que a ellos no se les ha ocurrido ninguna grandiosa idea, pues, nada, siguen la de Robert Whitaker, que de esta manera pasa a ser famoso, no por imbécil, como podríamos pensar, sino por creativo y autor de un fenómeno viral (cabe explicar que no nos referimos al virus cerebral de Whitaker sino al hecho de que el fenómeno se extiende en internet como un virus).
Por supuesto al fenómeno hay que bautizarlo y para ello se necesita obligatoriamente una palabra terminada en "-ing": "Rasking" (de rascar) o "Hueving" o "Escobilling".

Como ejemplos reales del "nuevo arrte" citaré los siguientes:
-el Planking, "consistente en tumbarse en cualquier tipo de superficie imitando la figura de una plncha (de surf). El fenómeno tuvo una impresionante repercusión mundial, en parte debido a noticias como la muerte de un individuo que lo  practicaba en un balcón o la detención de un hombre que "plankeó" en un coche de policía".

-el Owling, que era similar, pero se trataba de adoptar la postura de un buho.

-el Coneing, "un movimiento consistente en ir en coche a un establecimiento, encargar un helado de cucurucho y cogerlo al revés manchándote la mano". Sí, lo juro; de hecho el gilipollas, perdón, el artista, es un australiano llamado Alki Stevens, "que ya es una celebridad en su país gracias a este fenómeno viral".

-y el que triunfa en estos momentos: el "breading"; se trata de colocar una rebanada de pan de molde alrededor de la cara de un gato y hacerle una foto. Os recomiendo que veáis fotos del  fenómeno "cuyos seguidores no dejan de crecer". Su página en Facebook ya tiene 20.000 seguidores, se venden camisetas, "y no sería de extrañar que alguna compañía se aprovechara del éxito e incluyera la idea en su próxima campaña publicitaria para comida de gatos o para pan de molde".

Sí, bueno, parece una chorrada, pero tiene 3 ventajas: 1. Es democrático, cualquier gañán puede hacerse famoso; 2. es barato, sólo hace falta tener un gato y un poco de Pan Bimbo,  o poner cara de buho; y 3. nos da una idea fidedigna del nivel cultural del Imperio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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