25 octubre 2012

¿Fumar chocolate es bueno para los científicos?

Vuelvo a mi querido tema de los estudios científicos anglosajones para no hablar siempre del nefasto clan que nos gobierna, esos mediocres que empobrecen a todos los españoles excepto a ellos mismos y a sus queridos banqueros y empresarios, ésos que degradan la imagen de España en el extranjero y alimentan con su política de mierda los nacionalismos en España.
He encontrado un artículo encantador; lo firma Reuters, es decir que no es muy fiable, pero la verdad es que no tiene desperdicio.
Se titula: "Comer chocolate, ¿ganar el Premio Nobel?"
La conclusión de este dulce estudio es que "cuanto más alto es el consumo de chocolate en un país, más Premios Nobel per cápita genera". Y se ha publicado en el "New England Journal of Medicine".
Así que los namberguan en la clasificación son los suizos, que comen 120 tabletas al año de media y tienen un montón de Premios Nobel en relación a su población.
El sesudo doctor se llama Franz Messerli y casualmente es de origen suizo. El artículo no informa de qué industria chocolatera suiza ha patrocinado este super-independiente trabajo científico.
El doctor Messerli trabaja en Estados Unidos y, aunque dirige el programa de hipertensión del hospital St. Luke's-Roosevelt de Nueva York, está preocupado porque su país de acogida se encuentra en un lugar intermedio en el "ranking" de Premios Nobel chocolateros, por lo que sugiere que el país de las libertades "tendría que aumentar el consumo de cacao en 125 millones de kg al año para producir más Premios Nobel", que ahora se tienen que conformar con los de Economía, materia en la que, desgraciadamente para el resto del mundo, son expertos.

Eric Cornell es un físico norteamericano, premio Nobel de Física en 2001 y por tanto suponemos que adicto al chocolate. Pues este señor dice que es que lo que pasa es que los países ricos comen más chocolate por un lado, y, por otro lado, en los países ricos hay más científicos y más dinero para hacer estudios imbéciles como el presente, y que ésa es la verdadera relación entre los 2 datos.
El propio Messerli admite que su idea es "absurda, aunque los datos son legítimos y contienen algunas lecciones sobre la fiabilidad de la ciencia".
Como si dijéramos que en los países en los que se come más chocolate hay más gente en las universidades viviendo del cuento y realizando estudios pseudo-científicos. Asimismo en esos países hay más revistas dispuestas a publicarlos. De hecho otro doctor de éstos demostró la "relación entre el número de cigüeñas en Europa y las tasas de nacimiento", lo cual era evidente -usted perdone, doctor- puesto que los niños vienen de París y los trae una cigüeña; ergo, si hay muchos niños que nacen, debe haber muchas cigüeñas para transportarlos. Sí, estoy orgulloso de mi razonamiento; no voy a comer mucho chocolate, no vaya a ser que me den un Premio Nobel y arruinen mi reputación. Otro estudio de este pelo "relaciona las manchas solares con los suicidios en hombres". ¿Por qué? Porque a las mujeres les afecta más la luna, digo yo.

Pasemos un momento al método que utilizó nuestro querido doctor Messerli, que, como veremos, es impecable desde el punto de vista de la metodología científica:
"Empecé tramando esto (sic) en la habitación de un hotel en Katmandú, porque no tenía nada que hacer", dice sin sonrojo este gran científico. Yo añadiría que si se encontraba en Katmandú era porque había sido invitado a algún prestigioso congreso mientras le sustituía en su trabajo un ayudante. Debemos concluir científicamente que las noches de Katmandú no deben de ser muy animadas.
Messerli había visto un estudio que vinculaba los "flavonoides", un tipo de antioxidantes presentes en el cacao y el vino, con el logro de mayores puntuaciones en pruebas cognitivas.
Y ni corto ni perezoso -a pesar de las apariencias- comparó "datos de la industria sobre el consumo de chocolate en 23 países con una lista de Wikipedia (sic) que clasificaba a los países según el número de Premios Nobel per cápita". Vamos que sólo le faltó usar el Google Translator para traducir su estudio a diversas lenguas.
Y a partir de ahí, y como el tío es un genio, estableció la relación científica, se lavó los dientes, una pajilla y a dormir.
Y colorín colorado, deberían darle el premio Nobel para que esta historia acabara como debe ser.
Y como Messerli trabaja en los Estados Unidos no podemos despedirnos sin un poco de moralina políticamente correcta en boca del propio doctor: "El consumo diario de chocolate tiene efectos reales sobre la salud, aunque la gente debería mantenerse apartada de los tipos más dulces".
Meserli, campeón, tú sí que eres un tipo dulce.

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