29 enero 2007

En la Universidad de Wisconsin se dedican a esas cosas positivas.

La Universidad de Wisconsin es la máxima autoridad mundial en estudios pseudosicológicos, ideas preconcebidas, conclusiones acientíficas sobre estados de ánimo e intuiciones varias.
La Universidad de Wisconsin somos todos. Si quieres, tú eres la Universidad de Wisconsin. Yeeeees!
Si en su país venden parcelas de luna, no creo que nada nos impida a los demás regalar ideas utilizando su nombre.
En todo caso no podemos cambiar de nombre porque, según un estudio de la Universidad de Wisconsin, cambiar de nombre afecta a las emociones e incluso a los contenidos.
Así pues, según un estudio de la Universidad de Wisconsin, la felicidad es una sensación inducida por unas sustancias que produce nuestro cerebro.
Así de simple.
El problema es que el cerebro de cada persona produce distinta cantidad de esta sustancia mágica que si se pudiera embotellar cambiaría el mundo y todos seríamos felices: una cucharadita por la mañana y lalalá lalá. Una cucharadita por la noche y dulces sueños.
Esa sustancia es el yo.
Y luego, ya se sabe, están las circunstancias.
Pero la sustancia es más poderosa que la esencia de "El Perfume".
La sustancia domina a la circunstancia.
Por eso algunos se levantan silbando y se arrastran hacia el espejo, porque no tienen piernas, y se afeitan tralalá.
Y otros se despiertan tristes abrazados a una mujer maravillosa, joder joder.
Y unos son felices con una tiza, ¡ qué bonito !
Y otros, desgraciados con un mundo, ay ay ay.

Pero hay esperanza: según un estudio de la Universidad de Wisconsin, los espejos son mágicos, incluso más mágicos que la sustancia.
Sólo hay que mirarse y decir "sí" al placer de arrastrarse, a las mujeres maravillosas, a las tizas de colores, a los mundos, a los segundos.

Que lo sepas.

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