10 septiembre 2010

De la serie: Estudios Científicos Anglosajones.

Podría contaros la historia de quien se fue diciendo "eres tú quien se va". Pero, para qué, si ya tienes penas suficientes como para aguantar las de los otros.
Y como a mal tiempo buena cara, y sabiendo lo que yo aprecio, por divertido y creativo, ese subgénero literario llamado "Estudios Científicos Anglosajones", pues me dio un día -a falta de ordenar mi cabeza, mi corazón y mi vida- por ordenar los papeles, que es más fácil.
Y así fue que apareció este ramillete de perlas que yo había guardado para mi propio deleite.
Todas son reales y están recogidas de periódicos, y, además de despilfarrar el dinero público e hinchar la cabeza y los bolsillos de los autodenominados científicos, nos sirven como regocijo -que buena falta nos hace-, así como para albergar la esperanza de convertirnos nosotros un día también en sabios. Por qué no.
Pero, como dinero para tirar hay a espuertas, científicos a toneladas, universidades anglosajonas y otras a porrillo, y morro a tutiplén, he tenido que hacer una selección de estudios y, además, dividirlos en 5 grupos:
1. Los que hablan del amor.
2. Los que nos descubren de qué color era el caballo de Santiago.
3. Los que están pagados con todo el descaro con fines políticos o económicos.
4. Los que demuestran científicamente que también hay vividores en el resto del mundo y no sólo en EEUU y en Reino Unido.
y 5. Los más surrealistas.

Capítulo 1: Estudios Científicos sobre el Amor.
Si eres de los que piensas como Tonino Carotone "¿Por qué voy a creer yo en el amor si me traiciona y me abandona cuando mejor estoy? Lo sabemos muy bien entre tú y yo. Y aunque parezca, no tienes la culpa, la culpa es del amor. No puedo convencer a mi corazón, si yo no dudo y estoy seguro que él tiene razón. No voy a asesinar esa sensación, si yo la quiero, yo la deseo aunque me dé dolor. Yo no quiero sufrir pero aquí estoy, y estoy sufriendo y no me arrepiento, me cago en el amor"...
Entonces, has de saber que la culpa en realidad es del cerebro: "Un equipo de investigadores de la Florida State University ha descubierto que el amor es ciego puesto que activa regiones del cerebro que inhiben nuestra curiosidad hacia otras personas atractivas".
Concretando, "especialistas de la Universidad Autónoma de México (UNAM) dicen que el amor se caracteriza por ser un "estado demencial temporal". El amor debe distinguirse del apego y del atractivo sexual, porque el enamoramiento activa sustancias químicas en el cerebro que ocupan todas las neuronas y no se puede sino pensar en el ser amado. Cuando un individuo se enamora se accionan las zonas que controlan emociones, como el tálamo, la amígdala, el hipotálamo, el hipocampo, el giro singulado y las partes del sistema límbico. Suele durar un máximo de 4 años o hasta que aparece otro ser que despierta esa pasión y entonces sólo pervive hacia la primera el apego o la compañía. Por lo tanto sólo se puede estar enamorado de una persona a la vez, al contrario que el apego o el deseo sexual. las personas entran y salen de ese estado de enamoramiento porque el cerebro no puede mantenerse así constantemente. Lo asombroso es que el encéfalo se acostumbra a las sustancias liberadas por lo que está a la espera de que otra persona se las produzca. Ello no tiene sustento moral pero le sucede a todos los humanos. Pero el amor tiene un precio: se pierde la libertad y se vuelve dependiente de otra persona. Por eso el desamor libera".
Y resumiendo, que para eso somos científicos, aquí va la fórmula del amor que ha encontrado el psicólogo Donn Byrne de la Universidad de Nueva York: (1'7 x A) + (1'5 x B) + (1'5 x C) + (1'5 x D) + (1'3 x E) siendo A lo que s siente por un amigo, B la atracción intelectual, C el deseo de estar físicamente cerca del otro, D cuánto se desea que el otro nos desee y E el miedo al fracaso de la relación.
En fin, que ya lo dijo Lope de Vega hace 400 años y con menos medios económicos:
"Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor: quien lo probó lo sabe".

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