05 septiembre 2010

La anormalización lingüística (en un mundo feliz).

En el País Vasco existen 2 lenguas:
1) la oficial, la "nuestra", la subvencionada ideológicamente bajo excusa de "normalización" y peligro de extinción, la que intentan aprender con vano esfuerzo los adultos parados con la ilusión de conseguir así un empleo público. A esta lengua se le llama "vascuence", "vasco", "euskara" y "euskera". Según las estadísticas del anterior Gobierno Basko, la hablan, en diferente grado, un 40% de los ciudadanos y las ciudadanas de Euskal Herria. Claro que en el concepto de "hablar" el Nacionalismo incluye desde los que tienen cualquiera de sus dialectos como lengua materna, pasando por los que aprendieron el "neovasco" o "batua" que se inventó para unificarla en los años 80, y terminando por los que la están estudiando en una academia (euskaltegi) o los que saben pedir una cerveza en euskara (garagardo bat).
y 2) la lengua de uso mayoritaria, la que saben hablar todos los vascos (y vascas), la que oficialmente se considera una lengua "de fuera" a pesar de que se habla en el País Vasco desde hace mil años, es decir, desde que el castellano nació como dialecto entre Burgos, La Rioja y Álava; y es decir también, mucho antes que en Madrid, Valencia, Sevilla o Melilla.
A esta lengua se le llama "castellano", "español" o "erdera".

Así pues somos una nación o región -que aquí todo tiene varios nombres depende de quien hable-, bilingüe.
Pero no bilingüe porque todos hablemos las 2 lenguas, sino porque la mayoría habla y entiende sólo una pero desde el poder se ha impuesto la otra como única oficialmente autóctona, desde la administración hasta la educación.
Evidentemente esto crea una sociedad esquizofrénica en la que cada uno vive o sobrevive como Jaungoikoa (Dios) le da a entender, pero que podemos dividir en 5 grupos: los Creyentes, los Conversos, los Pragmáticos, los Pasotas y los Resentidos.

A conseguir que se pase del 10% de vascoparlantes que había hace 30 años hasta el 100% es a lo que dedica ímprobos esfuerzos el nacionalismo vasco, llamándolo "normalización lingüística".
Se podría pensar que ese 40% actual (y además falsificado) es un fracaso, después de más de 3 décadas, terrible presión laboral y social, muchísimos millones de euskos, digo, de euros, y la imposición de un sistema educativo en el que prácticamente se ha hecho desaparecer el Modelo A de enseñanza en castellano.
Pero no, no es un fracaso total: si los adultos vascos son igual de torpes que los del resto del Estado a la hora de aprender lenguas y especialmente una con un sistema verbal tan complejo como el del euskara, sin embargo los niños o los hijos de los niños sí lo harán. Lo importante es establecer el sistema que a medio o largo plazo cambie la realidad hasta que un día podamos decir que esa realidad nunca existió.

El caso concreto de Bilbao es un poco especial: en el Gran Bilbao (es decir, en Bilbao y las 2 márgenes de la ría del Nervión hasta el mar), vive casi la mitad de los vascos.
Hace unos años leí (sí, antes de que se fueran más de 200.000 personas, y también antes de que llegara el 6,5% actual de inmigrantes) que más del 75% de la población del Gran Bilbao había nacido fuera del País Vasco o era hija de esos inmigrantes.
Bilbao dejó de ser una pequeña ciudad de provincias con la industrialización de los años 50 y 60, sobre todo metalúrgica y de astilleros, que atrajo a cientos de miles de gallegos, extremeños, andaluces, castellanos, leoneses, etc, que se instalaron, trabajaron, tuvieron hijos, pasaron la mayor parte de su vida y murieron aquí en muchos casos.
No trajeron el castellano puesto que ya se hablaba desde hacía siglos, como lengua autóctona que es. Pero lo que sí trajeron fue un gran aumento de población, una riqueza económica y la multiculturalidad (lo que, en mi opinión, también es una riqueza. Y nos hace más guapos).
Ésa era la realidad vasca.
Dicho de otra forma, 3 de cada 4 bilbaínos tenían un pueblo en el resto de España donde pasaban los veranos. Había vascos andaluces que cantaban quizá flamenco en sus ratos libres, por un suponer. A sus hijos les gustaba el Athletic de Bilbao pero no llevaban txapela (boina).

Y llegó la democracia.
Excepto al País Vasco. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) tomó el poder político. Con la ayuda de ETA, que impidió por puro miedo cualquier reacción cívica, y con la desvergüenza y ambición de ciertos partidos que vendían el País Vasco multicultural (y que siguen vendiendo lo poco que queda) al nacionalismo vasco a cambio de su apoyo en el Parlamento Español para poder gobernar, se instauró la Nueva Euskal Herria.
Grosso modo el cambio consistió en imponer un modelo único de sociedad.
El nacionalismo consideró que los inmigrantes no eran vascos, y que sus hijos eran vascos de segunda. Nos dijeron que ser vasco era esto pero no lo otro. Se identificó ser vasco con ser nacionalista vasco. Y elevaron el folklore rural vasco a categoría de Cultura Oficial (Kultura Ofiziala).
Y en ésas estamos. Seguimos con la sociedad esquizofrénica, sólo que ahora ya no tiene marcha atrás. Casi todo está atado y establecido.
El nacionalismo ya no necesita al terrorismo.

Lo anterior podría aplicarse a Cataluña, con la excepción de 2 "detalles": el nacionalismo catalán nunca ha necesitado al terrorismo. Pero, a cambio, el catalán es mucho más fácil de aprender que el vasco. Éste es el drama de los "peneuveros": han inventado una sociedad vasca ideal pero resulta que la mayoría de la gente no sabe hablar la lengua que simboliza esa sociedad (incluidos muchísimos independentistas).

He aprovechado la ociosidad de estos días para elaborar un estudio científico (en colaboración con la Universidad de Wisconsin) sobre la realidad lingüística de Bilbao.
Y he descubierto con sorpresa que hablamos 3 lenguas:

a) el euskara: se escucha en Bilbao una vez cada 2 días aproximadamente, algo menos que el chino y el walof. Para ello tienes que encontrar en el metro una pareja joven con niño, funcionarios de la Diputación o similares. Su volumen de voz es extrañamente elevado, tal vez para dar ejemplo a una sociedad que no aprende "ni a tiros".

b) el castellano: es la lengua de uso y comunicación de Bilbao. La habla todo el mundo en todas partes a todas horas.

c) el euskeñol: es una lengua bastante extendida; pero tiene una curiosa peculiaridad, y es que se utiliza casi exclusivamente para hablar con los niños; a simple vista se puede pensar que son padres comprensivos que no hablan euskara pero que quieren dar la sensación de adaptación social y Korrección Polítika dirigiéndose, también en voz muy alta, a niños que sí estudian vasco -parece ser- en la escuela.
Pero no; se trata de una 3ª lengua, la alternativa, el futuro lingüístico de Euskadi.
Aquí van unos ejemplos:
-"¿Qué? ¿Vas a ver a los aitites?" (abuelos, pero con plural castellano).
-"Eneko, etorri ona (ven aquí) que nos vamos pa casa".
-"Guasen (Venga), que me enfado, eh".

Bueno, agur eta ondo pasa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

cojonudo...lo has clavao...
un abrazo eta gero arte bonaparte

Anónimo dijo...

Realismo puro y duro.
Animo

Republica bananera dijo...

"Para ello tienes que encontrar en el metro una pareja joven con niño, funcionarios de la Diputación o similares. Su volumen de voz es extrañamente elevado, tal vez para dar ejemplo a una sociedad que no aprende ni a tiros"


O para que los demás vean lo gays y megavascos que son.