01 octubre 2013

El mundo desde la furgoneta: 3. En el líquido amniótico.

Es la hora de volver, la noche, el silencio dentro y el ruido ahogado de los coches fuera; a la derecha el mar iluminado por los edificios, y al fondo Beirut y una luna fina. Los reposacabezas de los asientos son rojos, recuerdan -el color, el silencio, la decadencia- a los burdeles de las películas españolas de directores tristes que hablaban de la guerra civil.
La libertad, la intimidad, también es viajar a oscuras y en silencio con gente callada, la luna fina, el tapizado rojo, el mar..., olvidado de todo y de casi todos, olvidado del inicio, del final, dentro de una furgoneta-vientre que marcha inmóvil por una autopista-mundo y se cruza, sin tocarlos, con veloces coches-espermatozoides.

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