05 marzo 2007

Las Partes: 2. La inspiración.

La inspiración, esa cosa divina que está siempre sobrevolándote y que en un momento te roza el hombro o te cae en la cabeza de golpe; o levantas una piedra y estaba debajo.
O inspiras un perfume y se te mete, por narices, por tu nariz semita o por tu naricilla en serie o por los ojos, y te entra y te va recorriendo el cuerpo como tu meada recorre las alcantarillas, y te invade el espíritu como tu meada invade el mundo. Y cae sobre tu alma como tu meada evaporada llueve sobre los océanos.

Estás durmiendo la siesta y te cae una manzana en la cabeza: aquí está la inspiración. Y es divina porque estabas durmiendo en tu cama y no debajo de un árbol.

Estás, por ejemplo, preparando huevos fritos y pensando en nombres que le pondrías o no a una niña, y, de repente, ves la luz, oh my Lord. And you feel good, porque es divina. La inspiración.

Estás, por ejemplo también, sintiendo el pánico de la hoja vacía y, de repente, sueñas, porque puedes soñar despierto, o quizás no es un sueño, que aparece el arcangel Grabiel, que se dedica a la inspiración más que su colega el arcangel Gabriel, y lleva, Grabiel, una espada flamígera, y te toca con ella y sientes un ardor en el hombro y te dices a ti mismo: "¡Tate! ¡Rezapateta! ¡Caramba!¡Aquí está la inspiración!". Y te brilla la mirada y en el papel empiezan a aparecer manchas azules que se llaman palabras.
Y es divino.

Así que no vuelvas a decir, hombre/mujer(=políticamente correcto) de poca fe, que no tienes inspiración.
Si no escribes es porque no quieres, amigo/-a.
Porque inspiración tienes.
Y tiempo, que, si no, no habrías llegado hasta aquí a pesar de mis advertencias.

No hay comentarios: