14 abril 2014

Serie "Fauna y Flora del Facebook": 1. Los Locos del "Selfie".

Yo ya lo sospechaba porque soy psicologuillo; pero ahora es oficial: la American Psychiatric Association (APA) ha confirmado que hacerse "selfies" es una enfermedad mental, un "desorden". Si lo dice la American Psychiatric Association (APA) debe de ser seguro.
Aunque bien pensado los miembros de tan sesuda asociación deberían mirarse su propio desorden mental, de la familia del "delirio de grandeza", que les hace autodenominarse "American" cuando no pasan de ser "estadounidenses", como si en su locura creyeran representar a los psiquiatras de toda América o, peor aún, como si antes de aprender psiquiatría hubieran suspendido el examen de geografía. Así pues, utilizando su propio método, cambiémosles las siglas, pasemos a denominarlos UPA, y aclaremos desde el principio que el anglicismo "selfie" en este caso es aceptable puesto que se refiere a un fenómeno relativamente nuevo, para el que aparentemente no tenemos un término equivalente, y que consiste en hacerse fotos a sí mismo.
En español existe "autorretrato fotográfico" pero es largo y no tiene las connotaciones psiquiátricas.

¿Y por qué una persona se haría fotos a sí misma habiendo en este mundo otras personas, flores, montañas, edificios, "secadores, lapiceros, rifles de repetición, microondas, chubasqueros, aviones a reacción", y tantas y tantas cosas que Dios creó?
Pues bueno -aquí empiezan los problemas psicológicos-, parece ser que estos seres (llamémoslos "selferos") tienen serios problemas de autoestima, como todo el mundo, sí, pero ellos más.
O lo contrario, se creen tan interesantes que no ven nada mejor para fotografiar que a ellos mismos.
En todo caso, y como la virtud está en el justo medio, los selferos tienen un problema.
Pero nosotros, los cuerdos (y las cuerdas, los maromos y las maromas) también tenemos un problema porque estamos condenados a ver sus fotos en el Facebook día sí y día también. Y si somos sus amigos (dicho sea en el sentido del Facebook y no en el de compartir amistad) entonces estamos obligados a decir que nos gusta, nos gusta mucho su foto, nos encanta, it's amazing, j'adore, mola más incluso que la de ayer, la inclinación del cuello es ligeramente diferente, además.
Porque, claro, un "selfie" sin Facebook, Instagram y demás no sirve estrictamente para nada. Si tienes falta de autoestima necesitas que te digan que estás muy guapo en la foto; y si tienes exceso de autoestima crees que lo menos que puedes hacer es compartir tu foto con el mundo para que el mundo disfrute y se olvide de sus problemas, hahaha, lol, no en vano te has encargado de recopilar a 2.932 amigos para que al menos 64 te digan lo guapo que eres.
El riesgo de caer en la depresión es evidente sino alcanzas el número mínimo de comentarios laudatorios que tu popularidad requiera; pero, bueno, hoy por mi, mañana por ti...

La UPA, que está en todo (no en todo el continente, eh, en todo detalle) hasta le ha puesto un nombre a tu desorden: Selfitis (=Obsesivo deseo compulsivo de hacer fotos de uno/-a mismo/-a y subirlas a las redes sociales como forma de compensar la falta de autoestima y llenar un vacío de la vida íntima).
Hay que aclarar que existe una variante de esta enfermedad que consiste en subir al Facebook fotos que otras personas han hecho de ti, es decir, lo mismo pero sin que te salga artrosis en el codo.
Y como todo en la vida es cuestión de grados, en la selfitis también los hay:
a) Selfitis Límite: te haces selfies 3 veces al día al menos pero no los subes todos a la red, lo cual te agradecemos sinceramente.
b) Selfitis Grave: Lo mismo, pero no perdonas, los pones en Facebook.
c) Selfitis Crónica: Te haces más de 6 selfies al día y los subes con una "urgencia incontrolable".

No me preocupa que algún enfermo crónico entre mis conocidos de facebook se moleste por este artículo puesto que sé que en esos niveles de desorden psicológico uno no tiene tiempo de abrir un enlace y menos aún de leer un artículo, ocupado como está en contar cada 15 minutos los "Me Gusta" que recibe su selfie.
Y menos todavía me siento orgulloso de no tener selfitis: es sólo que salgo muy mal en las fotos y que mis desórdenes psicológicos son de otro tipo. Pero no se piense que en otro caso no caería yo también en la enfermedad. De hecho este artículo empieza por "Yo". Ya te digo.

Y para terminar, una buena noticia y una mala: la mala es que "no hay cura actualmente" para la selfitis; la buena es que, si tienes la gran suerte de ser estadounidense, existe un "tratamiento temporal que cubre el programa Obamacare". Si eres libanés -y tienes pasta- seguro que te atienden de tu dolencia en un hospital privado. Si eres español tendrás que esperar a ver si en las próximas elecciones... Pues eso.

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