02 junio 2010

Serie “El nacionalismo barato”: Spain is different.

Tanto criticar al nacionalismo barato, racista, excluyente, cateto, falseador de la historia y de la realidad, violento y, cuando no, justificador y protector de esa violencia, algunos se van a pensar que soy un españolazo radical del Vivaspaña, la bandera, el himno, la selección, somos los mejores y como aquí no se come en ningún lao, Cristobal Colón, el pastor lusitano Viriato, Santiago y cierra España, Don Pelayo, Aznar, el ejército y la Leticia con zeta.

Pues no, si alguien lo creía es que no ha leído bien, éstos y otros artículos anteriores en los que intentaba describir lo poco que me gusta y lo menos que me creo el españolismo cañí.
Pero como aún hay más que decir, la serie “El nacionalismo barato” continúa con algún texto dedicado a las miserias de España:

Quizás lo que une a todos los españoles, lo que compartimos, aunque sea a veces insconsciente o a nuestro pesar, son ciertas virtudes y defectos: cuando unos parientes franceses fueron por primera vez al País Vasco, desde su perspectiva objetiva puesto que ignorante de la realidad española actual, comprobaron complacidos que los vascos respondían a los tópicos de carácter que ellos tenían de los españoles, es decir, sintieron que esos vascos eran típicamente españoles, en lo bueno y en lo malo.
Tal vez sea esa la esencia de España, tal vez sea típicamente español no considerarse español.
El español tiene un sentido de superioridad que a lo mejor esconde otro de inferioridad.
Cuando el pesado Unamuno (¿fue él?) decía “que inventen ellos” lo que quería decir era “se creerán muy listos pero son unos gilipollas”. A los españoles no nos gustan los demás, ni siquiera nos gustamos nosotros. Todos los países son peores que el nuestro, todas las gastronomías, los climas, los estilos de vida, las mentalidades.
Sudacas, gabachos, yanquis, moros…
Nuestros vecinos no nos gustan, ni los franceses, ni los portugueses, mucho menos los marroquíes. Más allá, no nos gusta tampoco: alemanes, italianos, latinoamericanos, árabes…
Y más allá aún, no hay nada: son “esos países”, no sé, China, Canadá, Australia,…ni sabemos ni queremos saber, porque “como aquí no se vive en ningún sitio”.
Pero, ¿qué es “aquí”?
Esta mentalidad tan española no tiene límite y, lo mismo que se extiende por el mundo, lo hace también interiormente, hasta llegar la metástasis a todo lo que no sea mi pueblo, como mucho mi región, que pasa así automáticamente a ser mi nación y mi mundo y donde se hace el mejor café con leche de España y del mundo. Y por eso yo soy distinto y mejor que el vecino.
Por ejemplo, cuando los extremeños, gallegos, andaluces, salmantinos, burgaleses, etc llegaron en los años 50 y 60 al País Vasco fueron recibidos como invasores, como infraseres “muertos de hambre”, “coreanos” se les llamaba, “maquetos” (actualmente se dice “maketos”).
Estos inmigrantes consiguieron con su trabajo formar una familia, comprar una casa y una televisión y dar una educación a sus hijos; y al mismo tiempo convirtieron al País Vasco en una región rica y desarrollada. Pasaron la mayor parte de su vida allí pero siempre se les consideró “de fuera”. Incluso a sus hijos nacidos en el País vasco y para los que el pueblo de su padre era un lugar bastante extraño donde pasar los veranos de la infancia..
Algo muy similar ocurrió en Cataluña.
El nacionalismo vasco desprecia a esos “españoles”, sean de donde sean, incluso si son vascos. Desprecia al gallego (excepto modernamente, si es nacionalista gallego, que ideología obliga), al catalán, al andaluz, al castellano, al extremeño, mucho más a la vecina Cantabria (donde miles y miles de vascos no nacionalistas se han ido a vivir para que sus hijos puedan estudiar en español, porque en el País Vasco no se puede, por si no lo sabiáis). Y más aún desprecia al madrileño, culpable de todos sus males, de su legendaria opresión, del centralismo, la tortura, y casi de que ya no llueva como antes.
Quizás sea porque en el País Vasco tuvimos una larga dictadura franquista (exactamente igual que en el resto de España, sólo que nosotros y los catalanes ya éramos más ricos que los demás durante la dictadura y los empresarios eran franquistas y vascos a la vez); y después pasamos a una larga dictadura nacionalista, heredera en los métodos del franquismo, excluyente y llena de odio, tan oprimente que cualquier español que no haya vivido en el País Vasco simplemente no lo cree, le parece una exageración, no puede ser así.
Seguimos siendo más ricos y los empresarios ahora son nacionalistas.
Se trata de la dictadura del Partido Nacionalista Vasco, más conocido, sorprendentemente, por sus siglas en español, PNV. Ha durado 30 años, impune y sin resistencia gracias a sus sobrinos etarras; gracias también al miedo de los vascos no nacionalistas; gracias además a la ignorancia del resto de los españoles sobre lo que estaba ocurriendo en el País Vasco; y gracias, por último, a partidos como Izquierda Unida, que la ha apoyado siempre a cambio de unas tristes migajas políticas y de un salvoconducto contra la violencia etarra; y como el Psoe, que la toleró, la permitió y miró para otro lado, haciendo vana la muerte de muchos de sus miltantes, cambiando esa sangre, la dignidad y muchas otras cosas por el apoyo del PNV para poder gobernar España sin mayoría absoluta.

Pero este partido conservador y bienpensante, “democrático”, de gente de bien y católica, el Partido Nacionalista Vasco, se merece él solito un artículo sobre su glorioso pasado y sus valores humanos.
Porque de lo que trataban estas líneas era de que tal vez ser español sea todo esto.

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