18 noviembre 2010

El hombre de la cabeza roja- Capítulo 5.

Abu Ali se puso las gafas de buceo y el tubo. Había dejado su disfraz de turista sobre las rocas y resbalaba y se pinchaba y hacía continuamente ah ah y estaba a punto de estallarle la vena y la explosión destruiría el mundo.
Cualquier observador imparcial, suponiendo que los haya, le habría tomado por...por lo que era, un hombre peludo -excepto en la cabeza-, vestido de calzoncillos, gafas y tubo, intentando entrar al mar.
Pero nadie habría imaginado que entre los calludos dedos del pie de este hombre intrépido estaba en juego, quizás, el destino del mundo...
Bajo el agua, entre las bolsas de plástico, las latas y alguna chancla, primero se dijo: "blubluglo" y después exclamó: "¡Glablagla!"
Suerte tenemos de que el narrador sea omnisciente y por ello capaz de interpretarlo: así que primero se dijo: "Cagontó" y después exclamó: "¡Ahí está!".
Pero ni siquiera un narrador omnisciente hubiera podido saber por qué Abu Ali escogió aquel sitio para buscar el indicio.
Dicho indicio era, lógicamente, una botella.Una botella con un mensaje: "Ahora hacia arriba".
Vuelta a empezar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No voy a poder dormir esperando el final!!!