28 febrero 2007

Sé dónde vives, sé lo que hiciste la última noche.

Salgo de mi casa, subo al autobús y el conductor me pide que abra mi mochila ("es que ayer hubo un atentado con bomba"). Llego al barrio donde trabajo y los militares me miran la mochila ("es por la situación política"). Después paso un control del Hizbullah ("son las circunstancias..."). En el portal del edificio, un militar, un guardia de seguridad y el portero ("son normas de seguridad de la Embajada"). Paso la mochila por la máquina y el guardia me pregunta: "¿Son unos alicates eso que llevas?" (Sí, son los alicates que mi padre usaba desde que yo era niño).

Si voy al supermercado tengo que dejar mi mochila en la entrada ("es por si acaso robo").
En el Virgin Megastore no puedo entrar si llevo un disco o un libro ("son cosas del business"), la mochila se queda fuera, el Virgin no se fía de mí pero yo tengo que fiarme del Virgin.

Me voy de viaje y digo adónde voy de dónde vengo cuánto tiempo voy a estar cómo se llama mi madre en qué trabajo.
Vacío mis bolsillos, abro mis maletas y cierro la boca.
Mi mochila está continuamente violada y mi intimidad también.

Artículo 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos:
"Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación".
Se trata del derecho a la intimidad.
Y este derecho no lo anula ni el derecho a la seguridad ni los intereses económicos de los comerciantes ni el derecho a ser curioso.

Ya no llevo alicates en la mochila, borro mis mensajes, voy a las tiendas con las manos vacías y en alto.
Tengo ganas de escribirme en la frente quién soy, de dónde vengo, a dónde voy.
Mi mochila está harta, qué tendrá mi mochila,
los suspiros se escapan por su cremallera abierta,
que ha perdido el bocata, que ha perdido el candao.

"¿Dónde has estado el fin de semana?, ¿por qué llevas una botella de vino?, ¿has dormido bien?: tienes ojeras".
Estás pensativo: "¿En qué piensas?"
Si te ríes, "¿de qué te ríes?"
Y si lloras, "¿por qué lloras?"
Por la calle para un coche: "¿Qué haces por aquí? ¿A dónde vas?"

Estamos en la "sociedad de la información": eso significa que hay que informar a todo el mundo y que todo el mundo está informado de ti.
Y hay mucha manipulación de la información además. Me entero de que dicen que han dicho que he hecho lo que no he hecho.

Si compras un billete de autobús te piden el carnet, si te alojas en un hotel te piden el carnet, si coges un avión te piden el pasaporte, si compras un pantalón te piden el pasaporte...
En el parking te abren la guantera del coche, en el médico te abren el esfínter anal.

El gobierno, el banco, el jefe, el propietario de tu casa, la CIA, el de la tienda de la esquina, la agencia de viajes, los amigos de los amigos de tus conocidos, el hijo del vecino, la madre que te parió, todos saben casi todo sobre ti.

Y a ti te da igual porque tú no tienes casi nada que ocultar.
Has renunciado a tu intimidad en nombre de la seguridad. Has renunciado o te la han robado.
Y sin embargo no tienes seguridad tampoco.
Te controlan, te vigilan, saben todo sobre ti y te dicen que es necesario para tu seguridad, es por tu bien.

"En la última encuesta del Cesid el terrorismo vuelve a estar en primer lugar entre las preocupaciones de los españoles".
Tienes miedo, no te sientes seguro, entonces, ¿por qué aceptas que te abran la mochila, que puedan acceder a tus correos electrónicos privados, que puedan escuchar tus conversaciones telefónicas?

Artículo 18 de la Constitución Española de 1978, de momento vigente:
"[...] Se garantiza el secreto de las comunicaciones [...]
La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos".

¿Te preocupa que en el mismo avión que tú pueda viajar un terrorista, pero no te preocupa que todos los empleados del banco sepan que te ha tocado la lotería y eres rico?

" El derecho a la intimidad afecta en su protección a muchos otros derechos que no necesariamente tienen naturaleza espiritual, como es el derecho a la vida o el derecho a la seguridad personal.


Te asustan y te quitan la intimidad, y lo aceptas porque estás asustado.
Si le abres la mochila a todo el mundo, al menos exige que, a cambio, te quiten el miedo.

1 comentario:

Delirious dijo...

Si le abres la mochila a todo el mundo, al menos exige que, a cambio, te quiten el miedo
Si al menos seria tan simple... Si al menos podemos quitar el miedo cuando abrimos la mochila!

(lo siento para las faltas, es que aprendo el espanol todavia :-)