12 diciembre 2011

Sólo se mueren los pringaos.

Se tiene como idea establecida que los llamados "altos cargos" cobran más, mucho más, porque se ven sometidos a mucha presión, porque su trabajo requiere gran capacidad y especialización, porque deben tomar decisiones difíciles y delicadas, y, sobre todo, porque son los máximos "responsables".

Pues bien, todo ello es falso; más bien al contrario, cuanto más alto es un puesto, más fácil es y menos responsabilidad requiere.
La prueba es que en esa élite laboral es donde más se utiliza el enchufe, el amiguismo, la "libre designación" y el mangoneo, y por tanto, donde menos se aplican criterios objetivos de conocimientos, capacidad o experiencia.
Pongamos unos ejemplos: ¿Qué capacidad y especialización se requiere para ser ministro en España? Tenemos ministros y ministras sin estudios superiores, sin apenas experiencia ni conocimientos en los campos en los que son ministros, cuyo único mérito es haberse abierto paso en las junglas de sus partidos hasta llegar a la cumbre del medramiento ministerial. Ministros y ministras que pueden pasar sin ninguna dificultad de la cartera de Defensa a la de Justicia o Comercio, precisamente porque no se necesita ninguna cualificación para ser ministro.
En cuanto a la responsabilidad, veamos el máximo ejemplo: José Luis Rodríguez Zapatero. La mayoría de los españoles está de acuerdo en que su gestión ha sido nefasta; ha dejado un país con más de 5 millones de parados y en una situación catastrófica. Cualquiera de nosotros lo habría hecho igual de mal y algunos incluso un poquito mejor. ¿Cuál es su responsabilidad y ante quién va a dar cuentas de sus resultados? Se dirá que ha perdido el puesto...sí, sólo faltaría que hubiera seguido; pero además de eso, ¿va a sufrir algún tipo de juicio o castigo?¿Se va a ir al paro,que es donde debería estar? Al contrario, se le va a premiar y todos los españoles vamos a contribuir económicamente ("Zapatero se garantiza 2 sueldos vitalicios que suman más de 145.000 euros anuales, unos 12.000 euros al mes repartidos en 14 pagas: 71.000 euros anuales de "su pensión de expresidente" y 74.264 euros anuales como Consejero "nato y vitalicio" del Consejo de Estado"). Es para aplaudir: este tipejo nació ya Consejero, mire usté; y además nos va a dar consejos el resto de su vida; a este fulano le vamos a dar una jubilación escandalosa con 50 años de edad y 8 de "trabajo", cuando los demás necesitan 67 años y 37 de trabajo. Esto es un robo, y un insulto que sea legal y se practique en países democráticos. Pero la estafa no queda ahí: este individuo, por suerte, se retira de la política activa, pero, no entiendo por qué coño, también todos los españoles le vamos a pagar con carácter vitalicio "una oficina con secretaria y 2 funcionarios, uno de ellos con rango de Director General, y un coche y escoltas"... Ésta es la "Responsbilidad" que se le va a exigir y éstas son las cuentas que va a dar por su gestión).
El mundo funciona así, el jefe es jefe para poder quedarse los méritos cuando algo funciona, y para tener pringaos por debajo para poder culpar cuando algo falla.
Así ha sido siempre: en las guerras mueren los soldados y no los generales; en las revoluciones los ideólogos están a salvo casi siempre mientras al pueblo le dan palos, y si ésta triunfa aparecen al final para tomar el poder y si fracasa, no pasa nada, siguen a salvo.
He leído un libro sobre la guerra civil española; al final aparece la biografía de los "principales protagonistas" en ambos bandos, los jefes militares y políticos. En una guerra tan dura en la que murieron cientos de miles de españoles podría esperarse que gran parte de estos líderes hubieran perecido también...¡sorpresa!
En el lado franquista Francisco Franco murió en Madrid en 1975; Pablo Martín Alonso (Madrid, 1964); Gonzalo Queipo de Llano (Sevilla, 1951); Andrés Saliquet (Madrid, 1959); Enrique Varela (Tetuán, 1951); Juan Yagüe (Burgos, 1952). Sólo Manuel Goded, Miguel Cabanellas, Emilio Mola y José Sanjurjo murieron durante los años de la guerra (y los 2 últimos en accidentes aéreos).
Pero la sorpresa es aún mayor en el bando republicano, puesto que perdió la guerra y sufrió una "feroz y sangrienta represión por parte de los vencedores"... Pues tampoco, qué raro, no murió en la guerra ni uno sólo de sus "principales protagonistas": Manuel Azaña (Montauban, Francia, 1940); Julio Mangada (1946), José Miaja (México, 1958); Diego Martínez Barrio (París, 1962); José Giral (México, 1962); José Riquelme (París, 1972); Juan Hernández Sarabia (México, 1982); y Diego Abad de Santillán (Barcelona, 1983).
Si los jefes fueran realmente responsables de su gestión quizás serían más capaces y mejores.

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