27 agosto 2006

Pronto nos mirarán dentro del culo en los aeropuertos.

Los terroristas son imbéciles. No hay otra palabra. Los aeropuertos son los lugares públicos más vigilados en el mundo, y ellos siguen empeñados en intentar atacar aviones. Es como una obsesión.
Si lo que quieren es atacarnos y matar a la mayor cantidad de civiles posible, y crear el caos, el pánico y la destrucción y el rechinar de dientes, anda que no tendrán sitios más fáciles e incluso con más gente.
Y no paran de intentarlo, oiga: este mes solamente, según dicen, en Inglaterra, Alemania, Holanda, España, etc.
Sí es verdad que prácticamente todos estos "intentos" han resultado falsas alarmas (una señora con un tubo de crema para las manos, 12 señores con cara de musulmanes y muchos teléfonos móviles,...). Todos falsos, salvo uno, el de Londres: Blair dice que nos asegura que tiene las pruebas irrefutables, y si lo dice Blair tiene que ser verdad porque este tipo no miente nunca.
Pero al final, verdaderos intentos de ataques terroristas o mentiras inventadas para dar miedo a la población o simples y humanos ataques de pánico, ¿qué más da?
Lo importante no es si nos atacan, lo importante es si la gente cree que nos atacan.
Porque así se justifica cualquier medida que se tome contra esos (supuestos o no) atentados.

Estados Unidos desde el 11 de septiembre obliga a la UE a proporcionar 39 datos personales de todos los pasajeros que viajen de Europa a Estados Unidos. El Tribunal de Justicia Europeo lo ha declarado ilegal, pero se hace en todo caso.
Estos datos incluyen el número de teléfono, la información de la tarjeta de crédito, el domicilio, el itinerario del viaje, etc.
No conozco la lista completa, ni siquiera me imagino qué otros datos pueden estar incluidos (porque 39 son muchos, ¿no?): ¿quizás el certificado de penales, la religión, la raza, el motivo del viaje, su alojamiento previsto en Estados Unidos, las personas que conocen allí, su profesión, a quién votan, si saben conducir aviones, si han visto las pelis de Michael Moore, qué opinan de Bush, si van a misa los domingos, su orientación sexual y el último libro que han leído?

Pero como todo lo que viene de Estados Unidos se convierte en ley y costumbre, la Unión Europea está discutiendo aplicar nuevas medidas para "endurecer la seguridad en los vuelos", es decir, aplicar las mismas normas norteamericanas: los 39 datos, identificación a través del iris, restricciones máximas en el equipaje de mano, la prohibición de todo tipo de líquidos (puesto que existen explosivos líquidos, con lo cual también deberían prohibir todo tipo de objeto porque también existen explosivos sólidos), la identificación de las huellas dactilares,...
El gran demócrata Blair tiene intenciones incluso de "seleccionar a personas que por sus características étnicas pudieran resultar sospechosas, para someterlas a controles más exhaustivos". A la mierda esa cosa pasada de moda llamada "Derechos Humanos", según la cual ninguna persona podrá ser discriminada por razones de raza, religión, sexo, etc.
Blair se pasa eso por la entrepierna, pero la verdad es que entre sus piernas hay más espacio desde que imita los andares de su jefe.
En los aeropuertos de Holanda ya se aplica el control de iris, por ahora de manera voluntaria. Y ya se han apuntado al sistema 30.000 holandeses, porque es un ofertón: si pone usted el iris hace menos cola, le permiten facturar en el mostrador de clase Business y, se lo juro, no le cobran el parking.

Pero en todo esto hay algo que huele un poco mal:
En primer lugar, no parece que el control exhaustivo -abusivo- de los pasajeros en los aeropuertos haya conseguido eliminar ni la inmigración ilegal ni el tráfico de drogas, ni el contrabando, ni el tráfico de seres humanos o de animales exóticos.
Pero sobre todo hay otra cosa que induce a sospechar que lo que se pretende es ejercer un mayor control sobre la población y no tanto eliminar la posibilidad de ataques terroristas o hacer un mundo más seguro (si se quisiera esto último Estados Unidos haría otra política).
Para explicarlo les cuento brevemente mi verano:
En Bilbao estamos de fiestas, en la zona A de la ciudad, el llamado "recinto festivo", cada noche pasean con bolsos, mochilas, coches de niño o sombreros varios cientos de miles de personas.
Evidentemente es imposible controlar la seguridad -en términos de terrorismo- en conciertos al aire libre con miles de personas.
En la plaza de toros, con capacidad para 15.000 personas, sólo te miran si llevas la entrada, lógicamente, sino habría que hacer cola 3 horas antes de que empezara la corrida.
Un día fui al cine y vi, con unas 200 personas y mi mochila, "Volver", de Almodóvar.
Y lo mejor de todo lo dejo para el final: en julio, durante 15 días, utilicé en Madrid el tren de cercanías entre Atocha y Alcalá de Henares, lo recuerdan, seguro, es el de los atentados de Madrid. En esos 15 días de ida y vuelta nadie me pidió que me identificara, nadie miró mi mochila y no vi ninguna otra medida de seguridad que algunas cámaras y algún vigilante jurado, desde luego, nada demasiado efectivo ante un terrorista suicida.
En fin, creo que no hace falta seguir.

Entonces, ¿por qué esa obsesión centrada en los aeropuertos?
¿Quieren realmente protegernos o quieren algo más?
No lo sé, pero para que no me acusen de negativo y sí de crítico constructivo, me permito hacer algunas propuestas para mejorar la seguridad de nuestros aeropuertos:

1. Cuarentena para todos los pasajeros provenientes de algún país del eje del mal.

2. Sabemos que en Palestina e Irak los llamados terroristas se ponen la cintura de explosivos bajo la ropa. ¡Así que fuera ropa! Legalicemos el método de desnudar al sospechoso, sin olvidar que todos somos sospechosos.

3. El carnet por puntos: consiste en que cada viajero tendría un carnet (que compraría por 20 euros) con 6 puntos, y cada vez que se le pillara un champú en un control, 2 puntos menos; una botella de leche, 3 puntos; un mechero, retirada del carnet, 6000 euros de multa y prohibición de viajar para dos años; un libro en árabe, cárcel; una foto dedicada de Saddam Hussein, pena de muerte. ¡Así aprenderíamos, coño, que la letra con sangre entra!

4. Todos hemos oído hablar del "costo culero", el hachís que se transporta dentro del culo entre Marruecos y España. Para evitar la aparición del "terrorista culero", propongo un examen exhaustivo del citado culo, que siempre es mejor prevenir que curar. Creo que la gente se prestaría gustosa al examen, quedando, por supuesto, exentos los que presentasen un certificado de almorranas legalizado por un notario.
Yo estoy dispuesto a esto y a lo que haga falta, que lo primero es la seguridad.

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